Por Alfredo Jalife Rahme
Se conoce como sorpresa de octubre
, antes de la elección presidencial del primer martes de noviembre de cada cuatro años, a un evento deliberadamente planificado que incide en el resultado del sufragio. El término fue acuñado hace 44 años por William Cassey, director de campaña del republicano Reagan (https://bit.ly/3Xa4RBx).
Las sorpresas de octubre
suelen ser por luchas fratricidas en EEUU o triangulaciones bélicas en el exterior catalizadas desde la Casa Blanca. Después de casi medio siglo, no es nada improbable que se suscite una sorpresa de octubre
exógena que afecte e infecte el resultado electoral del 5 de noviembre.
Vislumbro en mi radar geoestratégico tres hipotéticas sorpresas de octubre
exógenas susceptibles de descarrilar a Kamala y favorecer a Trump (en caso de no sufrir un tercer atentado más, https://bit.ly/4epf4AU).
El talón de Aquiles de Kamala, asistida por un amplio sector del legendario Deep State, es el escalofriante alza de alimentos y energía, que omite la muy tramposa core inflation (inflación básica, https://bit.ly/4daBBQZ) cuando los economistas turiferarios del hoy globalista Partido Demócrata, que sacrificó a su base obrera para beneficiar a sus nuevos patrones de Wall Street, operan malabarismos estadísticos ya muy vistos que hoy no convencen a la siempre engañada población de los swing states (estados volátiles, donde se decidirá la crucial elección que marcará el destino del planeta entre la elusiva paz y una tercera guerra mundial nuclear) a fortiori, después de la adhesión de los pugnaces republicanos Dick Chenney y John Bolton a la triple agenda verde, 2030, LGBT
de Kamala.
La primera hipótesis sobre la probable desdolarización en la Cumbre de los Brics en Kazán, Rusia, del 22 al 24 de octubre –que se había previsto desde la anterior cumbre en Johannesburgo (https://bit.ly/46toWVX)–, ha progresado enormemente y mucho dependerá de la cobertura nuclear que le desee proveer Putin, lo cual he referido en mi más reciente libro Desdolarización y divisa Brics (https://bit.ly/3SZZjsI). Esto representaría un golpe letal a Kamala, que es muy limitada en finanzas, economía y política exterior.
Otro escenario que podría ser humillante para Kamala sería una derrota del comediante jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) Zelensky durante octubre, cuando Rusia ha emprendido una contraofensiva a la invasión de Ucrania en el territorio ruso de Kursk y el ejército ruso tiene sitiado al superestratégico hub (encrucijada) militar de Pokrovsk.
Por último, existe alta probabilidad de que Netanyahu, gran aliado de Trump, descarrile el esquema medio-oriental de Kamala haciendo caso omiso del cese al fuego con Hamas en Gaza e iniciando su cantada guerra contra Hezbollah en el Líbano –en lo que coincido con el ex diplomático británico Alastair Crooke (https://bit.ly/4eoeNhB)– y que ya se detonó con el masivo ciberterrorismo del Mossad (https://bit.ly/4gv97nH).
¿Tendrá en su arsenal bélico la todavía vicepresidente Kamala el recurso de una sorpresa de octubre
exógena que la pueda favorecer cuando el discapacitado Biden y la disfuncional dupla jázara de Jacob Jeremiah Sullivan y Antony Blinken han jugado pésimamente sus cartas globales frente a Rusia, China, India e Irán (los cuatro de los Brics+)?
La inminente baja de la tasa de interés por la Reserva Federal –conglomerado de la omnipotente banca privada de Wall Street– favorecerá a Kamala en el plazo inmediato cuando sus efectos hiperinflacionarios, en medio del estancamiento económico, se notarán después del 5 de noviembre. En última instancia, dentro de EEUU quien decide es el legendario Deep State (https://bit.ly/3XXG3yh), que hoy parece dubitativo entre la brújula de la guerra y la paz.
Tales tres hipótesis sobre la existencia de sorpresas de octubre
exógenas parecieran favorecer a Trump (https://bit.ly/4epf4AU), siempre y cuando se mantenga vivo (en el doble sentido de la palabra). Tampoco hay que soslayar que se pueda escenificar un cisne negro
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