Las increíbles concesiones de Macri, Temer, Vázquez y Cartes a la Unión Europea

Por Jorge Marchini *

Cuando en este tipo de negociaciones hay “apuros” y “secretos” es porque los más débiles ceden lo que no debieran y no quieren que se sepa. Cuando los representantes de los países débiles no tienen “conciencia soberana” los resultados son lamentables para sus países.

A través de redes sociales ha sido posible conocer la filtración de 19 textos de las negociaciones confidenciales que llevan adelante con la Unión Europea (UE) los gobiernos del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, sin participación de Venezuela, suspendida su membresía de forma controvertida, pese que podría tener enorme significación futura para su economía y sociedad) para alcanzar en forma inmediata un acuerdo de liberalización comercial y financiera (TLC).

Doce de los documentos nunca habían llegado a ser filtrados previamente, y menos aún puestos en el conocimiento público por parte de los responsables de la UE y el Mercosur. Entre ellos se incluyen los capítulos de los entendimientos alcanzados -o en debate pendiente- que se han venido elaborando en forma secreta, incluyendo los relacionados con servicios, inversión y comercio electrónico que pueden restringir y/o distorsionar en una medida inédita la capacidad de regulación económica y financiera de los países merco-sureños.

Ha sido la intención manifestada por los gobiernos desde fines del año pasado anunciar con bombos y platillos que se ha alcanzado el acuerdo. Con tal perspectiva de “carrera contra el reloj” los analistas han puesto la atención en la reunión prevista de los presidentes de Francia Y Argentina, Emmanuel Macron y Mauricio Macri, en París el próximo viernes, 26 de enero.

Voceros de la cancillería argentina referían discretamente en las últimas horas la intención del presidente argentino de superar las diferencias en relación a dos temas comerciales emblemáticos (carne y biocombustibles) ante el ostracismo europeo de ofrecer una mayor apertura para las exportaciones merco-sureñas.

El presidente Macri está dispuesto a reconocer que Europa tiene una gran presión de sus propios sectores agropecuario para flexibilizar inmediatamente el ingreso nuestros productos, y destrabar las negociaciones a cambio de obtener con promesas ambiguas de mayor apertura en el futuro, y , de tal forma `salvar la cara´ (facesaving) ante sectores sensibles y una opinión pública que intuye que el acuerdo será desventajoso”, refirió en forma discreta un experimentado diplomático brasileño, conocedor de las negociaciones.

Desequilibrios notorios

Entre las filtraciones puestas al descubierto llama en particular el capítulo relacionado con la solución de diferencias, ya que pone en evidencia cómo podrían ser forzados los países del Mercosur a ceder soberanía jurídica y aceptar exigencias aún mayores que las definidas por Europa en otros TLCS con países periféricos.

La UE podría demandar a los gobiernos del Mercosur en un tribunal internacional por no cumplir con el TLC el país merco-sureño, la UE podría elevar los aranceles de importación para los productos del Mercosur hasta que estos cambiaran normas, políticas y acciones de forma de cumplir con los fallos. Los países del Mercosur también podrían demandar a la UE bajo el mismo sistema, claro está que sería ello menos probable por el mucho menor grado de internacionalización, menores recursos y capacidad de reclamo de sus empresas.

Los textos de TLC que se han filtrado informalmente de negociaciones hasta noviembre de 2017 – ha habido reuniones posteriores- muestran que no solo la UE sostuvo en relación a documentos anteriores, también difundidos informalmente, que la UE ha profundizado:

  1. a) Sus demandas exigiendo una mayor liberalización para la participación de las empresas europeas en las compras públicas de los países del Mercosur, inhibiendo una herramienta tradicional elemental para la promoción de nuevas industrias y servicios de economías con menor grado de desarrollo.
  2. b) La exigencia de mayor flexibilización y menor control en las normas de origen, lo cual permitiría dar mayor penetración, por ejemplo, a las muy conocidas marcas europeas de prendas de vestir y diseño, para poder generar la mayor parte del valor de su producción en países con bajos costos para ser presentados, etiquetados y contar las ventajas de liberalización “europea” para su penetración en los mercados sureños.
  3. c) Sobre todo, sus demandas de una mucho mayor protección de la propiedad intelectual para extender y profundizar privilegios monopólicos, lo que llevaría, como ya se ha observado repetidamente en otros acuerdos entre países centrales y periféricos, un aumento sustancial de precios de medicamentos, restringiendo el desarrollo de la industria farmacéutica local de genéricos y limitando aún más el acceso a la salud a ellos, hoy ya limitados por las políticas de ajuste económico que golpean presupuestos públicos de salud.

El secretismo

Resulta inaceptable que los ciudadanos del Mercosur y de la Unión Europea tengan que confiar en estas filtraciones para saber qué están negociando sus gobiernos. Un acuerdo como el planteo implicaría cambios estructurales en leyes, normas y políticas gubernamentales, al ser negociado en forma clandestina y “a todo o nada” con un anuncio político de alto nivel de gobiernos. Se fuerza de hecho a los Parlamentos a legislar respecto a intereses regionales, nacionales o sectoriales sin realizarse estudios previos serios y un debate abierto imprescindible sobre eventuales consecuencias e impactos.

Hay otros caminos para establecer vínculos más estrechos comerciales y económicos del Mercosur con el mundo. Estos deben estar basados en la ampliación y sustentabilidad de las matrices productivas, el mejoramiento social y no el “sálvese quien pueda”, la superación de abismos tecnológicos y el reconocimiento básico que deben superarse asimetrías notorias entre regiones y países con distinto grado de desarrollo para un acuerdo armónico y dinámico.

No hacerlo llevará solo a acentuar desequilibrios tal como es posible verificar por la experiencia de los TLCs ya firmados por países latinoamericanos con economías centrales que fueron en su momento presentados como “modelo de integración al mundo” y hoy muestran las estadísticas sus resultados económicos, financieros y sociales crecientemente negativos.

* Jorge Marchini – Economista y docente universitario argentino, vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FIL A). Difundido por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: www.nodal.am – 23 de enero de 2018

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