La Plaza de Mayo, símbolo y escenario del amor y del odio | Por Ricardo V. López

Por Ricardo Vicente López

La década de los cuarenta del siglo pasado, consagró una experiencia de patria que tenía raíces en los días de la vida colonial. La expulsión de las tropas británicas, en los comienzos del siglo XIX, fue un primer ejercicio del patriotismo criollo. Poco después, cuando se intuyó que se estaban traicionando aquellos logros, la Plaza acunó a ese pueblo que salió a exigir explicaciones respecto de qué se estaba tratando.

El espacio de la Plaza de Mayo, se fue rodeando de los símbolos institucionales que se edificaron en su derredor pasando a ser el receptáculo de las pasiones de ese pueblo ansioso de liberación. Por ello no es una casualidad que muy cerca de allí, cuando un Coronel bajó de su despacho, en mangas de camisa, a escuchar, sin intermediarios, los reclamos populares, se sellara una unidad política que, hoy, ochenta años después, sigue demostrando su vitalidad.

Ese pacto ideológico, político, cultural, culminó en la ceremonia de una unidad juramentada. Por ella ese Pueblo y ese Conductor, reunidos en ese espacio sagrado de la Plaza, se volvieron a encontrar en octubre de 1945. Volviendo a expresarse una lealtad inalterable. Y así se fue repitiendo la ceremonia de esa unidad, que ni el fallecimiento del General Perón (1974) logró disolver.

Tengo para mí que estas palabras, para oídos jóvenes, sumidos en el posmodernismo y, en su consecuencia, la posverdad, les pueden sonar a melodías de otros tiempos. Sin embargo, respondo yo con la denuncia de una permanencia del sentimiento de odio. Esa reacción intolerante de los odios es prueba evidente de la permanencia del viejo sentimiento amoroso. Es un odio visceral que manifiesta la existencia, insoportable para ellos, de ese amor.

Por ello, tampoco fue una casualidad que, uno de los hechos políticos más brutales y salvajes, encontraran en esa Plaza el escenario buscado. Querían expresar la vieja intolerancia de clase. Lo insoportable que es para esa burguesía colonizada la presencia plebeya, que tenía la insolencia de exigir sus pretensiones de igualdad. Sobre todo, después de haber declarado la voluntad de construir una Patria Justa, Libre y Soberana.

Bombardeo a Plaza de Mayo – 16-6-1955

El ataque a la Plaza de Mayo (una verdadera masacre) fue bombardeo con un simultáneo ametrallamiento aéreo ejecutado el 16-6-1955 en la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Debo dejar subrayado, y esto es un dato que no debe ser ignorado, por lo aberrante que ha sido: es el único caso en la historia de un ataque militar a su propio pueblo. Sus protagonistas fueron un grupo minoritario de militares y civiles, opositores al Gobierno del presidente Juan Domingo Perón. Su objetivo era su asesinato y llevar adelante un golpe de Estado.

Participaron varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Armada Argentina. Estos bombardearon y ametrallaron con munición aérea, la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, así como el edificio de la Confederación General del Trabajo y la entonces Residencia Presidencial.

Fracasaron en su propósito. Las consecuencias fueron terribles: mataron más de trescientas personas e hiriendo otras setecientas, entre civiles y militares. Debe sumarse un número incierto de víctimas cuyos cadáveres no lograron identificarse, como resultado de las mutilaciones y carbonización causadas por las deflagraciones. El ataque puso en evidencia un alto grado de violencia y de un odio político de clase social que pretendían una superioridad que no demostraban  tener.

El acto terrorista, constituyó lo que llaman el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina (el de Malvinas fue su segunda experiencia). Según manifestaron sus organizadores tomaron como antecedente el ataque japonés a Pearl Harbour (1941) y el bombardeo nazi al pueblo vasco: El bombardeo de Guernica (Operación Rügen) fue un ataque aéreo con bombas y ametrallamiento de la población civil vasca el (26-4-1937) durante la guerra civil española, por parte de la Legión Cóndor de la aviación alemana. Las estimaciones de fallecidos se estima en unos ciento veinte.

Antecedentes

La historia de Argentina presenta, en líneas generales, un cuadro de explotación a las clases trabajadoras. El Coronel Perón ocupó la Secretaría de trabajo desde 1943, desde la cual se entablo un diálogo con los trabajadores. La relación privilegiada entre ese conductor y ese pueblo, disgustaba a los mandos militares lo que se resolvió deteniendo a Perón en la Isla Martín García. Pocos después días la Plaza volvió a ser el teatro del ejercicio de ese pueblo soberano que exigía la libertad de su Conductor. El 24 de febrero de 1946 se realizaron elecciones en las que Perón resultó elegido presidente de la Nación Argentina con el 53% de los votos. El primer Gobierno de Perón se desarrolló con una fuerte oposición antiperonista formada y organizada por sectores conservadores y otros con estrechos intereses estadounidenses y británicos.

Las elecciones presidenciales y las de medio término posteriores fueron ganadas por el peronismo, ampliando las ventajas hasta alcanzar un 62,50 %; en 1954 se realizan elecciones para elegir vicepresidente y diputados que se ganó por el 64%. Estos resultados demostraban que el peronismo no podía ser derrotado por la vía electoral. Los sectores opositores tramaron diversos intentos golpistas que fracasaron. Tras el atentado de 1953 se reactivó la conspiración e incluso se elaboraron varios planes que, bajo la apariencia de ejercicios de guerra dentro de la Armada Argentina, tenían como finalidad prepararse para un futuro levantamiento desde la Base Naval Puerto Belgrano con el apoyo de la Flota de Mar.

Lo que demuestra la cobardía de los que proponían matar a Perón es que había maneras más fáciles de cometer ese magnicidio. Los hábitos de Perón eran transparentes y ofrecían momentos de clara desprotección. Salía todos los días exactamente a las 5:45 AM de la Residencia Presidencial, manejando solo el auto de la presidencia, sin blindaje, acompañado por otro auto con custodios. El recorrido era siempre el mismo, corto y por calles amplias de muy poco tránsito a esas horas. Un grupo comando, de militares entrenados y decididos podía realizar la ejecución sin grandes dificultades. El hecho de pensar en ataques masivos, buscaba el impacto de una operación más espectacular, cuyas consecuencias apuntaban a dejar enseñanzas desmoralizadoras en la voluntad de lucha a sus millones de seguidores.

El día del ataque

A las 8 de la mañana, Perón fue informado de algunos movimientos militares extraños por el Ministro de Guerra Lucero. Éste le pidió que abandonase la Casa de Gobierno, pues podría ser objeto de un ataque, razón por lo cual el Presidente se trasladó entonces a la sede de ese Ministerio. A las 12:40​ una escuadra de treinta aviones de la Marina de Guerra argentina, que había estado sobrevolando la ciudad desde la mañana inició sus bombardeos y ráfagas de ametralladoras en el área de la Plaza de Mayo.

El historiador estadounidense, especializado en Historia Militar, Robert Scheina, afirma que los pilotos primero trataron de evitar víctimas civiles, volando repetidamente sobre la Casa Rosada. La multitud creía que eran demostraciones de vuelos. ​La sorpresa del ataque hizo que tuviera a la población civil como víctimas masivas. Ésta realizaba sus actividades normales debido a que era un día hábil. Entre las primeras víctimas se contaron los ocupantes de los vehículos de transporte público de pasajeros. ​La primera bomba cayó sobre un trolebús repleto de niños, muriendo todos sus ocupantes.

Bajo la cobertura de los ataques aéreos, las tropas rebeldes atacaron a los granaderos que defendían la Casa Rosada: al llegar camiones con refuerzos, los sublevados mataron a los conscriptos que los manejaban para impedir que las tropas llegaran al destino. ​Al enterarse de que la Casa Rosada está bajo ataque, miles de obreros se movilizaron para respaldar a las tropas leales, pero fueron atacados al llegar​ por una segunda ola de bombardeos, y luego sufrieron más bajas cuando participaron en la toma del Ministerio de Marina.

Retirada y rendición

Ante el fracaso del combate en tierra, y tras sufrir dos derribos por las baterías antiaéreas montadas en la zona, más otro en el aire, los pilotos rebeldes recibieron la orden de huir a Uruguay y pedir asilo. Los aviones rebeldes cruzaron el Río de la Plata hacia el Aeropuerto de Carrasco, para buscar refugio en el vecino país.

Afirma Robert Scheina: «En el camino ametrallaron todo lo que se movía en la Plaza de Mayo». Los veinte aviones arrojaron aproximadamente trece toneladas de bombas: “El que  demostró mayor perversidad fue el capitán Carlos Enrique Carus, quien tiró la última bomba y además arrojó los tanques suplementarios de combustibles sobre 30.000 trabajadores que estaban en la Plaza, con el propósito de prenderles fuego”. Lo más sorprendente de este ​salvajismo, es la demostración de su odio al pueblo, ya que todo lo hecho es equiparable a las bombas de napalm que fueron experimentadas en la Segunda Guerra por las tropa estadounidenses.

Hechos posteriores.- Pocos meses después otro levantamiento cívico-militar lograba deponer al presidente Juan D. Perón el 16 de septiembre de 1955. Fue el comienzo de la retro-gradación de gran parte de los derechos sociales y de la pérdida del Estado protector.

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