Por Thierry Meyssan
Entre nosotros son muchos los que creen que la República Islámica de Irán es ante todo enemiga de Israel. Quienes creen tal cosa no entienden el pensamiento del imam Khomeini e ignoran la historia de las relaciones entre esos dos países.
El imam Ruhollah Khomeini era un antiimperialista en un país que vivió bajo el yugo del Reino Unido y después bajo la dominación de Estados Unidos. Un hecho que nunca se menciona en Occidente es que durante la Primera Guerra Mundial Irán sufrió una hambruna en la que murió al menos un 10% de la población iraní, lo cual hace de Irán una de las principales víctimas de aquel conflicto [1]. Aquella catástrofe prácticamente no se ha estudiado en Occidente y generalmente no aparece en los grandes libros sobre la Primera Guerra Mundial. En todo caso, los iraníes están convencidos de que aquel hecho fue un genocidio, resultado de la confiscación masiva de las cosechas, ordenada para alimentar al ejército británico durante su lucha contra los otomanos y los rusos.
Posteriormente, en 1953, el Reino Unido se asoció a Estados Unidos para derrocar al primer ministro Mohammad Mossadegh, quien había nacionalizado el petróleo iraní en detrimento de la Anglo-Persian Oil Company, e imponer como nuevo jefe del gobierno al general nazi Fazlollah Zahedi [2].
Como jefe del gobierno iraní, el general Fazlollah Zahedi creó una policía política que se distinguió por su sadismo, la SAVAK [3]. Para crear la SAVAK, el nazi Fazlollah Zahedi contó con la eficiente ayuda de un grupo de sionistas revisionistas israelíes enviados a Irán por Yitzhak Shamir, quien era entonces responsable de una rama del Mosad israelí.
Es por eso que los escritos del imam Khomeini siempre resaltan la necesidad de luchar contra Estados Unidos y contra el Reino Unido –describiéndolos como «el gran Satán y el pequeño Satán»– mientras que presentan a Israel sólo como un producto de los anglosajones, no como un poder independiente.
Sin embargo, los estrechos vínculos entre el imperio persa e Israel no terminaron con la revolución islámica iraní. Hoy en día, una empresa común (50% israelí y 50% iraní) sigue explotando el oleoducto Eilat-Ascalón, construido en 1968, o sea bajo el régimen del shah. Toda publicación sobre los propietarios del oleoducto Eilat-Ascalón se castiga en Israel con 15 años de cárcel [4].
Ya en posesión de esos datos, es importar recordar la importancia del escándalo Irán-Contras en la historia de la República Islámica.
El escándalo Irán-Contras (también llamado Irángate) estalló al conocerse una operación de los servicios secretos de Estados Unidos concebida por el Hauptsturmfuhrer SS Klaus Barbie, organizador por demás de la dictadura del general boliviano Hugo Banzer en Bolivia y del hoy célebre Cártel de Medellín del narcotráfico. El objetivo de aquella operación era suministrar armas a los mercenarios proestadounidenses que luchaban contra la revolución sandinista que había llegado al poder en Nicaragua. Pero, el SS Klaus Barbie fue desenmascarado como criminal de guerra buscado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y acabó siendo arrestado y extraditado a Francia. Ante aquel “inconveniente”, el coronel estadounidense Oliver North, quien dirigía un equipo secreto en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se hizo cargo de aquella operación secreta.
Desde su puesto en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el coronel Oliver North concibió una operación más compleja: obtener la liberación de los civiles estadounidenses tomados como rehenes durante la guerra civil libanesa a cambio del envío de armas a la República Islámica de Irán, enfrascada entonces en la guerra contra Irak. Israel pondría las armas sacándolas del enorme volumen de armamento que siempre ha recibido de Estados Unidos, esas armas serían enviadas a Irán… pero cierta cantidad de aquellas armas serían enviadas en realidad a los Contras que agredían a Nicaragua. Aquel proyecto obtuvo el respaldo del asistente del secretario de Estado. Aquel asistente era el sionista revisionista Elliott Abrams.
El contacto inicial en Irán fue el entonces diputado Hassan Rohani, a quien los agentes estadounidenses conocían desde los tiempos del régimen del shah. Rohani estableció a su vez el contacto con el entonces presidente del parlamento iraní, Hachemi Rafsandjani. La operación adquirió proporciones tales que Rafsandjani se convirtió en el hombre más rico de Irán.
A pesar de todas las investigaciones oficiales, los elementos más importantes de ese tenebroso asunto siguen siendo secretos. En todo caso, lo que sí está claro es que Hassan Rohani (más tarde convertido en presidente de Irán, de 2013 a 2021) y el hoy fallecido Hachemi Rafsandjani (presidente de Irán de 1989 a 1997) colaboraron con el equipo de los estadounidenses Oliver North y Elliott Abrams.
En 2006-2007, Elliott Abrams codirigió con Liz Cheney (hija del vicepresidente estadounidense Dick Cheney) el grupo a cargo de la política y las operaciones contra Siria, una estructura transversal de la administración del presidente George Bush hijo. Aquel grupo, que disponía incluso de un presupuesto ultrasecreto, supervisó la ayuda a toda la oposición iraní y a todo el que luchaba contra el “régimen de los ayatolas”, en cualquier lugar del mundo.
El coronel Oliver North ya no está en la escena política, pero Elliot Abrams organizó la última campaña electoral de Benyamin Netanyahu, montó su alianza con los kahanistas de los partidos extremistas Fuerza Judía, de Itamar Ben-Gvir, y Hogar Judío, de Bezalel Smotrich, reformando así la corriente de los sionistas revisionistas israelíes, discípulos del fascista Vladimir “Zeev” Jabotinsky [5]) e impulsando la modificación de las disposiciones que hacen el papel de constitución en el Estado hebreo –lo que la oposición israelí y numerosos observadores califican de «golpe de Estado»
Los iraníes no desean destruir a sus adversarios. En Irán se han acostumbrado, cuando dos grupos entran en conflicto, a crear una comisión encargada de reconciliarlos. Generalmente esa comisión no logra ese objetivo, sus miembros acaban entrando ellos mismos en conflicto con otra institución y entonces se crea otra comisión para resolver el nuevo conflicto y así sucesivamente. Eso ha dado lugar a la existencia de un organigrama muy complejo en el que la adopción de la menor decisión exige una decena de firmas, que prácticamente nadie logra reunir. El sistema se bloquea a sí mismo.
En 1933-1994, los Guardianes de la Revolución enviaron combatientes a luchar en Bosnia-Herzegovina, bajo las órdenes de la OTAN. Aquellos combatientes iraníes luchaban del lado del presidente Alija Izetbegovic, así que no había oposición entre los anglosajones y la República Islámica del presidente Hajemi Rafsandjani. Arabia Saudita y la “Legión Árabe” de Osama ben-Laden eran parte de aquella operación.
En 2005 comenzó una gran campaña de prensa contra el nuevo presidente de Irán, el antimperialista Mahmud Ahmadineyad. La agencia británica Reuters inventó una declaración en la que el presidente Ahmadineyad supuestamente decía que quería borrar Israel del mapa [6]. Aquella falsa citación fue utilizada para suscitar una condena en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, antes de que se descubriera la superchería y Reuters publicara un desmentido. En realidad, el presidente Ahmadineyad había dicho que el Estado de Israel, como la Unión Soviética, estaba llamado a desaparecer con el paso del tiempo –nunca dijo que los israelíes debían ser echados al mar. A pesar del desmentido publicado por Reuters, aquella falsa citación sigue apareciendo en numerosos libros como si realmente hubiese tenido lugar.
Es también en aquel momento cuando los anglosajones inician la campaña tendiente a hacer creer que Irán trataba de obtener la bomba atómica para utilizarla contra Israel. Después de haber invadido Afganistán e Irak, los anglosajones esperaban justificar así un ataque contra Irán [7]. En realidad, fue el régimen del shah el que trató de dotarse del arma nuclear –con apoyo de Occidente–, proyecto que la República Islámica abandonó solemnemente, en 1988, por iniciativa del imam Khomeini. Es importante precisar que desde aquella fecha, 1988, Irán nunca reanudó la investigación nuclear con fines militares.
En 2009, Estados Unidos monta una “revolución de color” contra la reelección del presidente iraní nacionalista Mahmud Ahmadineyad. Washington se apoya entonces claramente en el ex présidente Hachemi Rafsandjani. En 2003, negociando en secreto con enviados del Guía Supremo, el ayatola Alí Khamenei, Estados Unidos logra finalmente sacar de la ecuación al grupo de Ahmadineyad y poner en el poder a Hassan Rohani.
En 2011, el responsable del contraespionaje nombrado para dirigir una unidad especial a cargo de la lucha contra la infiltración del Mosad es… un agente de Israel. Ese personaje, que se mantuvo en el cargo hasta el año 2021 y ahora vive en Israel. se rodeó de un equipo de una veintena de personas, que también huyeron de Irán para instalarse en Israel. Fueron esos los organizadores de los asesinatos de científicos vinculados al programa nuclear iraní y del robo de los archivos iraníes que en su momento Netanyahu exhibió orgullosamente.
En ese contexto, no es sorprendente que una fuente iraní haya revelado a Israel el lugar y el momento apropiados para asesinar a los principales dirigentes del Hezbollah libanés. Sobre todo cuando el Guía Supremo está negociando secretamente con la administración Biden, con la idea de alcanzar un acuerdo antes del 5 de noviembre, el día de la elección presidencial estadounidense. Eso significa que los proestadounidenses son en este momento más poderosos que nunca en Teherán.
El principal problema de Irán no es la oposición entre “conservadores” y “renovadores”, como afirma la prensa occidental –el “conservador” Mahmud Ahmadineyad era partidario de que cada cual fuese libre de dejarse o no crecer la barba o, en el caso de las mujeres, de portar o no el velo islámico, mientras que el “renovador” Mir Hossein Mussaavi, siempre respaldado por Occidente, siempre se pronunció contra la libertad de los homosexuales.
El problema fundamental de Irán es la parálisis de sus instituciones. Existe, por supuesto, una corriente antijudía, al igual que existió un partido nazi, pero la comunidad judía iraní está representada en el parlamento de la República Islámica.
La vida política iraní se explica más bien de manera sociológica: la burguesía de Teherán y de Ispahán obtiene su riqueza del comercio internacional y por eso aspira a la abolición de las fronteras. Pero el pueblo de las regiones rurales recuerda la hambruna que diezmó sus familias bajo la mirada impasible de los anglosajones.
Factores esenciales que no debemos olvidar:
• En Irán existe una pequeña minoría favorable a Occidente y a Israel. Como presidente de la República Islámica (1989-1997), Hachemi Rafsandjani envió combatientes iraníes a luchar en Bosnia-Herzegovina, bajo las órdenes de la OTAN.
• En Irán no es imposible mantener una retórica antisraelí y seguir haciendo negocios con el gobierno de Israel. Actualmente, la República Islámica y el Estado hebreo siguen explotando juntos el oleoducto Eilat-Ascalón, indispensable para la economía de Israel.
• Los proisraelíes ejercen funciones importantes en la República Islámica. No sería sorprendente que miembros de los círculos oficiales iraníes hayan traicionado al líder del Hezbollah libanés, Hassan Nasrallah.
[1] The Great Famine and Genocide in Iran: 1917-1919, Mohammad Gholi Majd, University Press of América, 2013.
[2] “CIA declassifies more of ‘Zendebad, Shah!’ – internal study of 1953 Iran coup”, National Security Archives, 12 de febrero de 2018.
[3] “SAVAK: A Feared and Pervasive Force”, Richard T. Sale, The Washington Post, 9 de mayo de 1977; Debacle: The American Failure in Iran, Michael Ledeen, Vintage, 1982.
[4] «Israel e Irán explotan juntos el oleoducto Eilat-Ascalón», Red Voltaire, 2 de enero de 2018.
[5] Zeev Jabotinsky fue un fascista en todo el sentido de la palabra. Fue aliado de Benito Mussolini e instaló su milicia judía, el Betar, en la periferia de Roma, precisamente bajo la protección de Mussolini. Hasta su muerte en Nueva York, en agosto de 1940, Jabotinsky fue siempre un partidario de las potencias del Eje frente a los Aliados.
[6] «Reuters participa en una campaña de propaganda contra Irán», Red Voltaire, 20 de noviembre de 2005.
[7] «¿Quién le teme al programa nuclear civil de Irán?», par Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de julio de 2010.
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