Hamas: el “Gólem de Israel” – Por Luis Alberto Vittor

Hamas: el “Gólem de Israel”
Por Luis Alberto Vittor

El Gólem es una leyenda tradicional judía surgida a mediados del siglo XVI. Se narra que, en tiempos del Emperador Rodolfo II, desapareció un niño cristiano y la población acusó a los judíos que vivían en Praga, la ciudad checa donde el Emperador instaló su corte, de haberlo secuestrado para asesinarlo y utilizar su sangre en los sacrificios que realizaban durante Pesaj. Así, ante la amenaza que se cernía sobre los judíos, un dirigente de su comunidad, el kabbalista Judá Leví ben Betzalel, conocido como Rabbí Löw, decidió intervenir para probar la falsedad de la acusación y la inocencia de los judíos. El rabino había tenido un sueño en el que se le ordenaba hacer un hombre de barro conocido en la tradición judía con el nombre de gólem.

Rabbí Löw pidió ayuda a dos rabinos amigos y los tres hombres se dirigieron a la orilla del río Moldava y formaron en el barro la forma de un hombre tumbado y dibujaron su rostro, piernas y brazos. Los dos rabinos amigos de Löw rodearon al gólem siete veces cada uno mientras recitaban ciertos encantamientos, tras lo cual la figura de barro adquirió un tono rojizo, como si estuviera ardiendo. Su paralelismo con el mito de la creación de Adán descrito en el Génesis es evidente. Hay que recordar que Adán fue formado del barro y que su nombre significa «rojo» y «sangre». Cuando se enfrió, el mismo Löw lo rodeó siete veces mientras recitaba ciertos versículos sosteniendo los rollos de la Torá en sus manos. Luego los tres kabbalistas recitaron un versículo del Génesis (2,7): «Entonces formó Yahvé Elohim al hombre del polvo del suelo, e insuflando en sus narices aliento de vida, quedó constituido el hombre como alma viviente».

Por último, Rabbí Löw escribió en la frente del gólem la palabra emet (verdad, en hebreo), y así el gólem cobró vida. El creador del Gólem le ordenó a su criatura buscar al niño desaparecido y el gólem lo encontró y se presentó con él en brazos durante el juicio que se celebraba para condenar a los judíos. El niño declaró que su padre le había obligado a esconderse en el sótano de su propia casa para provocar la destrucción de los judíos. Y así fue como el gólem salvó a la comunidad judía. La tradición dice que el gólem empezó a crecer sin parar y se volvió violento e incontrolable, hasta el punto de que mató a varios gentiles (es decir, no judíos) y sembró el pánico en toda la ciudad.

Otras versiones afirman que llegó incluso a matar también a judíos. El Golem, al igual que Frankenstein, es una criatura de la invención humana. Estos monstruos, que inicialmente eran inofensivos, acaban rebelándose contra su propio creador. Rabbí Löw se vió obligado a intervenir de nuevo. Tras obtener del emperador la promesa de que no atacaría a la comunidad judía, borró de la frente del Gólem la letra aleph de la palabra אֶמֶת (emet: Verdad) y al suprimir el aleph quedó la palabra מת (met) que en hebreo significa «muerto». Tras privarlo así de vida, Löw escondió el cuerpo de barro del gólem en el ático de la sinagoga de Praga, lo encerró con llave y ordenó que nadie accediera a aquel lugar.

Esta antigua tradición rabínica viene a cuento para explicar los orígenes del Hamas, no en vano llamado por los propios intelectuales judíos «el Gólem de Israel» o «el Gólem del Mosad». Israel ha declarado a Hamas «grupo terrorista», pero no mucha gente es consciente del hecho de que fue Israel quien contribuyó a la creación de Hamás como contrapeso a la Organización de Liberación Palestina (OLP) durante la década de 1980. ¿Por qué Israel ayudó a la creación de Hamás y cómo utilizó sus recursos para ese propósito? Israel ayudó a crear Hamas para dividir y debilitar a la Resistencia Palestina y menguar el protagonismo de la OLP, una organización secular y nacionalista formada en 1964.

Gaza, que fue ocupada por Israel como resultado de la guerra árabe-israelí de junio de 1967, patrocinaba a la organización Mujama al-Islamiya, que fue fundada por un Sheij palestino, Ahmed Yasin, con el propósito de promover obras de caridad y asistencia social para la comunidad palestina. Los orígenes de la organización están, sin embargo, estrechamente vinculados a los del nacionalismo palestino y a la creación en Gaza, en 1946, de la rama local de los Hermanos Musulmanes, organización fundada en marzo de 1928, en Egipto, por el teólogo panislámico Hasan al-Bannā’. Durante su juventud, Hasan al-Bannā’ fue miembro de la orden Sufi al-Hassafiyya, pero su pensamiento teológico y jurídico estuvo fuertemente influido por una interpretación exagerada de la escuela Hanbalí, lo cual confiere una naturaleza dogmática de corte radical y puritano.

Inspirada por el pensamiento Salafista del teólogo egipcio Hasan al-Bannā’, la Organización Mujama al-Islamiya se convirtió más tarde en Hamas, acrónimo árabe de «Movimiento de Resistencia Islámica» (Harakat al-Muqâwama al-Islamiya), antes de que se lanzara la Intifada en diciembre de 1987. Israel consideraba a Mujama al-Islamiya y su organización sucesora, Hamas, un mal menor en comparación con la OLP y pensaba que dividir el frente de la Resistencia Palestina serviría a los intereses del Estado de Israel. Así fue como Hamás terminó convirtiéndose durante la década del ‘80 en un aliado natural de Israel contra la OLP. Esta no es una teoría de la conspiración. Algunos ex funcionarios israelíes como el general de brigada Yitzhak Segev, que fue gobernador militar israelí en Gaza a principios de los años 1980, declaró años más tarde a un periodista del New York Times que Israel había ayudado a financiar a Hamas como «contrapeso» a la Organización para la Liberación de Palestina y el partido Al-Fatah, conducido por Yasser Arafat quien también se refirió a Hamas como «una creación de Israel». El general de brigada Segev incluso admitió haber financiado al propio Hamas con dinero de los contribuyentes israelíes que luego se utilizó para matar a las mismas personas que los financiaban.

Los arrepentimientos entre los funcionarios israelíes que ayudaron a la creación de Hamás están bien documentados. Por ejemplo, Avner Cohen, un judío nacido en Túnez que fue funcionario israelí en Gaza que se ocupaba de asuntos religiosos durante los años 1970 y 1980, se lamentó ante el Wall Street Journal en 2009 al declarar que «Hamás, para mi gran pesar, es creación de Israel. En lugar de intentar frenar a los islamistas de Gaza desde el principio, Israel durante años los toleró y, en algunos casos, los alentó como contrapeso a los nacionalistas seculares de la Organización para la Liberación de Palestina y su facción dominante, Fatah de Yasser Arafat. Israel cooperó con un clérigo lisiado y medio ciego llamado Sheij Ahmed Yassin, incluso cuando estaba sentando las bases de lo que se convertiría en Hamas».

A mediados de la década de 1980, Cohen incluso escribió un informe oficial a sus superiores advirtiéndoles que no se presten al peligroso juego diabólico de dividir y gobernar en los Territorios Ocupados, respaldando a Hamas contra los secularistas palestinos. Otro ex funcionario israelí, David Hacham, un ex experto en asuntos árabes del ejército israelí que estuvo destinado en Gaza en la década de 1980, declaró posteriormente: «Cuando miro hacia atrás, a la cadena de acontecimientos, creo que cometimos un error, pero en ese momento nadie pensó en los posibles resultados. La administración militar de Israel en Gaza vio con buenos ojos al clérigo parapléjico, quien estableció una amplia red de escuelas, clínicas, una biblioteca y jardines de infancia. Sheij Yassin formó el grupo islamista Mujama al-Islamiya, que fue reconocido oficialmente por Israel como una organización benéfica y luego, en 1979, como una asociación. Israel también respaldó el establecimiento de la Universidad Islámica de Gaza, que ahora considera un foco de militancia. La universidad fue uno de los primeros objetivos alcanzados por aviones de combate israelíes en la Operación 2008-2009. La Organización Mujama al-Islamiya de Yassin se convertiría en Hamas, que, se puede argumentar, era el talibán de Israel: un grupo islamista cuyos antecedentes habían sido establecidos por Occidente en una batalla contra un enemigo de izquierda. Israel encarceló a Yassin en 1984 con una sentencia de 12 años. Una vez después del descubrimiento de escondites de armas ocultas, pero fue liberado un año después».

Al desmadejar el ovillo de la historia de cómo Israel ayudó a crear Hamas, nos encontramos con una red de acontecimientos, decisiones y estrategias que incluyeron incentivos y presupuestos otorgados por el gobierno israelí que permitieron a Hamas financiarse. El papel indirecto de Israel, si bien no es manifiesto, pues fue una operación de sus servicios de inteligencia, está entrelazado con el panorama político de la región. Todas las declaraciones hechas por ex funcionarios israelíes admiten la responsabilidad de Israel en la creación de Hamas que, en un intento de gestionar y contener amenazas potenciales de la OLP, hizo favorable las condiciones que ayudaron a Hamás a florecer, especialmente a finales de los años ochenta. Se pueden extraer dos conclusiones de todo lo anterior. En primer lugar, nadie en Israel ignora que era puramente de interés israelí apoyar y patrocinar primero a Mujama al-Islamiya y luego a Hamas como un contrapeso a la OLP. En segundo lugar, el ascenso y avance de Hamas en la década de 1990 y, posteriormente, el debilitamiento de la OLP, tuvo consecuencias nefastas para la comunidad palestina, en tanto que las acciones de Hamas fortalecieron la ocupación israelí en Cisjordania y el bloqueo de Gaza.

Israel, al igual que Estados Unidos que, según confesión de la propia ex secretaria de gobierno Hillary Clinton, creó y alimentó a varios grupos yihadistas como Al-Qaeda, el Taliban e ISIS en Afganistán y otros lugares. En una entrevista concedida en mayo de 2012 a la cadena estadounidense Fox News, Clinton admitió que el gobierno de EE.UU. creó a Al-Qaeda. Asimismo afirmó que el grupo fue financiado y equipado con misiles, como así también de todo lo que necesitaban. Clinton detalló que la responsabilidad de crear esta organización yihadista, fue del gobierno estadounidense: «Cuando la Unión Soviética invadió Afganistán, tuvimos esta brillante idea de ir a Paquistán y crear una fuerza de muyahidines o milicianos, los equipamos, les dimos misiles y todo lo demás, para que se enfrentaran a los soviéticos en Afganistán, tuvimos éxito. Los soviéticos se retiraron de Afganistán y dejamos a estos milicianos fanáticos entrenados y bien armados en Afganistán y Paquistán», puntualizó en ese entonces.

La ex secretaria de gobierno de Barack Obama también aseguró en una entrevista concedida a la revista The Atlantic, en agosto del pasado 2014, que Estados Unidos había sido también el creador del Estado Islámico: «Financiamos mal a rebeldes sirios y surgió el Estado Islámico». El historiador estadounidense Robert Freeman fue igualmente contundente: «Lo más importante que hay que entender sobre el Estado Islámico es que fue creado por Estados Unidos». Entrevistado por el portal de noticias Common Dreams, Freeman se refirió a las 3 etapas por las que atravesó lo que hoy entendemos como Estado Islámico. Según Freeman, la primera etapa se produjo durante la guerra que Estados Unidos inicia contra Irak y el posterior derrocamiento de Sadam Husein. «El primer paso para su creación fue que los EE.UU. destruyeron el régimen corrupto, pero estabilizador de Saddam Hussein en Irak”: durante su gobierno, Al Qaeda no existía dentro de Irak, y el Estado Islámico tiene su origen precisamente en Al Qaeda». La segunda etapa se dio en la campaña contra el Gobierno de Bashar al Assad en Siria. «El presidente sirio contaba con una fuerza que durante muchos años mantuvo en “paz relativa” a un conjunto de sectas religiosas dentro del país», asegura. En sus intentos de desestabilizar al Gobierno de Siria, USA ayudó a los «precursores» del Estado Islámico en el país, entre los cuales, se encuentra el Frente al-Nusra («Frente de la Victoria»), una organización terrorista asociada a Al Qaeda que opera en Siria y en Líbano, creada el 23 de enero 2012 durante la Guerra Civil Siria. Y la tercera etapa de la formación del ISIS tuvo lugar cuando «EE.UU. organizó a Arabia Saudita y Turquía para que financiaran y apoyaran a los rebeldes en Siria», quienes, según Freeman, ya eran un «proto-Estado Islámico».

Hace algunos años, la prensa británica admitió que en Siria hubo 120 soldados de las fuerzas especiales del ejército inglés combatiendo bajo estandartes y consignas del Yihadismo del Estado Islámico. Se dejaban barba, se vestían de negro y habían aprendido a gritar en árabe Allahu Akbar! «¡Allah es Grande!». La cifra de 120 es ridícula. Se calcula que en Siria posiblemente hubo más de 6.000 voluntarios de la Unión Europea en las filas del Estado Islámico y el Frente Al-Nosra. La noticia de la captura de los euroyihadistas en Qusseir la publicó en mayo de 2013 el diario libanés Al-Nashra que, al mismo tiempo, difundía unas declaraciones de Assem Qanso, diputado del partido Baath local, asegurando que el número de europeos capturados por el ejército regular se elevaba a «varias decenas».

El diario británico Express publicó en su edición del sábado primero de agosto de 2017 un artículo firmado por los periodistas Marco Giannangeli y Josh Taylor bajo el impactante título de «SAS dress as ISIS fighters in undercover war on jihadis». Los autores señalan que soldados del Servicio Especial Aéreo [en inglés Special Air Service (SAS)] se disfrazaron como combatientes del Estado Islámico. El Servicio Aéreo Especial [SAS] es cuerpo de élite, un regimiento de fuerzas especiales del Ejército Británico que sirvió como modelo para las fuerzas especiales de muchos países del mundo. Se trata de un ejército casi secreto. El SAS, junto con el Servicio de Lanchas Especial (SBS), el Regimiento de Reconocimiento (SRR), y el Grupo de Apoyo a las Fuerzas Especiales (SFSG), forman las Fuerzas Especiales del Reino Unido bajo mando del Director de las Fuerzas Especiales. Los tres son apoyados por helicópteros del Army Air Corps y por 2 escuadrones del Royal Corps of Signals, que consiste en personal adiestrado en tácticas de combate por los SAS y personal no adiestrado. Sus funciones en tiempo de guerra son las operaciones especiales, y en tiempo de paz el contraterrorismo principalmente.

Observan Marco Giannangeli y Josh Taylor que la táctica poco ortodoxa, consistía en vestir a las unidades del SAS con los uniformes de los yihadistas y enarbolando las banderas negras del Estado Islámico [EI], «ha sido comparado con los métodos utilizados por el Long Range Desert Group contra las fuerzas de Rommel durante la Segunda Guerra Mundial». Más de 120 miembros pertenecientes al regimiento de élite permanecieron en el país devastado por la guerra durante la Operación Shader con la aparente tarea de destruir los pertrechos bélicos del Estado Islámico para evitar los ataques aéreos de la coalición. En aquel momento, David Cameron habría dado «carta blanca» al SAS y al SBS como parte de la represalia de «amplio espectro» del Gobierno Británico luego de que el militante del Estado Islámico (ISIS), Seifeddine Rezgui asesinara a 30 turistas británicos en el resort de la playa tunecina de Sousse .

A confesión de parte, relevo de pruebas, reza un viejo adagio jurídico. A la luz de lo anteriormente dicho, tanto Israel no puede escapar de la responsabilidad de crear Hamas como tampoco Estados Unidos puede negar su decisiva participación en la creación de grupos extremados y terroristas como Al-Qaeda, el Taliban e ISIS ni el Reino Unido a su responsabilidad de alentar el terrorismo más sanguinario tanto en Europa como en Oriente Medio. La prensa occidental canalla sabe bien todas estas cosas, pero las oculta o calla. Servil y genuflexa ante los intereses financieros globales, la prensa occidental canalla solo se ocupa de promover información amarillista diciendo que Hamas ha jurado destruir a Israel, que es un grupo terrorista, proscrito tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea o que gobierna Gaza con mano de hierro y de manera ilegítima o que ha matado a cientos de israelíes inocentes con cohetes, morteros y ataques suicidas, pero omite decir que este grupo han sido creado y financiado por Israel, con el beneplácito de las potencias occidentales que echan más leña al fuego para incendiar todo el Oriente Medio.

La experiencia de Israel con Hamas se hace eco de la de Estados Unidos, que, durante la Guerra Fría, consideraba a los yihadistas musulmanes como aliados útiles contra el comunismo. Las fuerzas antisoviéticas respaldadas por Estados Unidos después de la invasión de Afganistán por parte de Moscú en 1979 se transformaron más tarde en Al Qaeda, el régimen Taliban e ISIS. Si grupos extremados y violentos como Hamas, Al-Qaeda, ISIS, practican un terrorismo sanguinario, es porque los servicios de inteligencia occidentales e israelíes los han creado con esas características para luego presentarlos ante la opinión pública internacional como una visión desfigurada del Islam. Lo paradójico —cuando no falso— es que tanto Israel como Estados Unidos e Inglaterra culpan del reciente ascenso del Hamas a Irán. Omiten decir que Hamás en Gaza fue construido por el propio Israel —o sus servicios de inteligencia— como base para su poder sobre la región y al que respaldaron mediante algunas concesiones y financiación.

Hipócritamente, el premier israelí Benjamin Netanyahu, declaró: «Hamas es ISIS y los destruiremos como el mundo destruyó a ISIS». No fue el mundo quien destruyó a ISIS, fue el General Iraní Qassim Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, asesinado cruelmente con drones en el aeropuerto de la capital iraquí, durante un ataque artero ordenado por el expresidente estadounidense Donald Trump, sin notificación o consulta al Congreso. Causa extrañeza esta declaración del primer ministro israelí ya que ha sido uno de los principales responsables —junto al servicio de inteligencia israelí— de que el ataque de Hamas desatara un conflicto que ha traspasado las fronteras palestinas. El gobierno de Netanyahu y los servicios de inteligencia y seguridad israelíes están siendo muy criticados por los ciudadanos, por no detectar el «ataque sorpresa» de Hamas con antelación. Netanyahu ha sido primer ministro de Israel en tres etapas distintas. La primera de ellas, entre 1996 y 1999; la segunda, entre 2009 y 2021 y la última, desde finales de 2022 hasta el presente. Es decir, en los 16 años que lleva Hamás controlando la Franja, en la mayor parte de ese período Netanyahu ha estado frente al gobierno.

En 2019, Netanyahu dijo ante la Knéset de su partido: «El que quiera bloquear la creación de un estado Palestino debe apoyar el crecimiento de Hamás y transferir dinero a Hamás. Es parte de nuestra estrategia: aislar a los palestinos de Gaza de los palestinos de Cisjordania», lo cual vino a corroborar las sospechas de que Hamas era un engendro de Israel financiado por el gobierno y direccionado por el Mosad. Debido a ello, el periodista israelí Amnon Abramovich culpó en televisión a Netanyahu por «hacer la vista gorda ante Hamas en busca de sus propios logros poíticos hasta que la ola lo ha sobrepasado, tratando ahora de contrarrestarla».

No cabe duda que Hamas y Netanyahu, son dos nombres que han marcado y marcan la política en la región en las últimas décadas. Dos separables inseparables que con sus acciones son los dos principales responsables del grado de polarización extrema que se vive en todo Oriente Medio. Si tenemos en cuenta que la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar la advertencia del director de Inteligencia de Egipto, el general Abbas Kamel que, según reveló una fuente cercana al funcionario egipcio al sitio de noticias Ynet, avisó hace 10 días a Netanyahu sobre el ataque sorpresa de Hamas.

Si bien la oficina de Netanyahu negó esa versión y aclaró que el primer ministro no se reúne con Kamel «desde la formación de gobierno», la desmentida no ha logrado disipar las sospechas de la ciudadanía israelí respecto a la responsabilidad del Gobierno de Netanyahu en las consecuencias de esos ataques, por lo que no sería improbable el inicio de un proceso penal contra Netanyahu —que venía severamente cuestionado por hechos de corrupción política—, el ministro de Defensa y el director del Mosad. ¿Fue este ataque de Hamas una situación no prevista por sus servicios de inteligencia? Casi nadie cree que el Mosad, uno de los servicios de inteligencia más temido y eficaz del mundo, no haya previsto ese ataque.

Si como algunos periodistas israelíes sospechan, fue un «ataque de falsa bandera» planificado por los propios servicios de inteligencia. Israel no puede desligarse de la responsabilidad de los cientos de muertos civiles tanto judíos como palestinos. El tiempo dirá si esta sospecha tiene fundamento, pero de lo que no cabe duda es que Hamas es un engendro de Israel, el «Gólem del Mosad». Y esa criatura fue amamantada y mimada, desde un principio, por el Mosad israelí al tiempo que financiado por los sucesivos Gobiernos israelíes. Cuando en 1987, se creó Hamas como fuerza disidente de la OLP, los servicios de inteligencia israelíes y el propio gobierno israelí vieron a Hamas como una suerte de Gólem, esto es, un salvador de la comunidad judía, pero luego, al igual que la criatura de la leyenda, Hamas escapó de las manos de su creador y se volvió un problema.

Luis Alberto Vittor
Centro de Estudios Islámicos, Árabes y Persas
Dr. Osvaldo A. Machado Mouret

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