“El Papa ya está pensando en una visita a la Argentina”, fue la frase del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea.
“Hay quienes dicen que el Papa no quiere venir a la Argentina, pero a mí me ha dicho que desea hacerlo y que ya está pensando cuándo. Me dijo que no puede venir en lo inmediato, pero que, tal vez, a fines del 2020 o durante el 2021 ya sería posible que estuviera visitando el país”, reveló Ojea a Télam.
“No se trata de un anuncio formal ni de una fecha concreta” sino que “es el deseo del Santo Padre que los argentinos sepamos que él está ya pensando en una visita pastoral” a la Argentina.
“Francisco puede ayudarnos mucho a vivir una cultura del encuentro, a superar nuestra grieta, nuestras heridas y divisiones, pero tenemos que permitirle tener el lugar que tiene en el mundo, y no en Argentina, donde continuamente se lo está colocando del lado de una facción, incluso con esta cuestión imaginaria de que está siempre pensando en Argentina y tramando o pergeñando ideas, una ilusión casi provinciana que nos coloca en una situación desubicada”, sostuvo Ojea.
Lo cierto es que las relaciones con Mauricio Macri fueron tirantes durante todo su gobierno. Entrevistas en el Vaticano con visible cara de disgusto, rechazo a las persecuciones políticas, preocupación por la cuestión social y económico y como frutilla del postre el desagrado de Francisco a la motorización del debate del aborto en el Congreso en 2018.
Por otra parte, siempre se supo que frenaba la visita del Papa a nuestro país la fuerte polarización política y el que su figura sea usada por unos contra otros, dividiendo aún más a la Argentina, especialmente en un año electoral. La división del pueblo no solo es funcional a los poderes transnacionales que aplican la máxima del Divide et Impera, también es contraria a uno de los conceptos fundamentales del pensamiento de Francisco: “La Unidad es superior al conflicto”.
¿Estará Argentina iniciando en 2020 una nueva etapa que haga posible su visita? Dada la posición que ocupa, no es descabellado pensar que Francisco cuenta con información privilegiada sobre los avatares de nuestro país.
