Por Ricardo Vicente López
Terminé una nota anterior [1] planteando un problema que no tiene nada de inocente:
“Estamos asistiendo al desprestigio de la política que acarrea el desprestigio de la filosofía. En la línea de pensamiento que propongo deben ser pensadas como hermanas”.
Amigo lector, sigo utilizando el pensamiento filosófico, en el sentido en que hablé sobre él en varias notas anteriores:
«La capacidad analítica para enfrentar investigaciones en las cuales es necesario perforar la superficie informativa, la que circula y encubre en el espacio público, los procesos mucho más complejos que son los responsables de los problemas que debemos analizar».
Introduzco una palabra clave que nos permitirá comenzar a tirar de una punta muy interesante de nuestra problemática. Lo creo necesario para acercarnos a las causas más profundas de ese desprestigio mencionado: Adelanto una tesis a verificar: “es el resultado de una campaña de destrucción de las culturas nacionales o regionales cuyo origen se encuentra en usinas estadounidenses”. La denominación que las nombra en ese país es think tank:
Un think tank (del inglés «tanque de pensamiento»), laboratorio de ideas, instituto de investigación, gabinete estratégico, centro de pensamiento o centro de reflexión, es una institución o grupo de expertos de naturaleza investigadora, con financiación abundante, cuya función es la reflexión intelectual sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura. Están vinculados a partidos políticos, grupos de presión o lobbies, y se caracterizan por tener algún tipo de orientación ideológica marcada de forma más o menos evidente ante la opinión pública. De ellos resultan consejos o directrices que posteriormente los partidos políticos u otras organizaciones pueden utilizar para su actuación en sus propios ámbitos.
Se agrega un detalle nada inocente respecto del origen de este tipo de organizaciones. Es un dato que debe ser retenido, para una mejor comprensión de sus características originarias y de los usos a que fueron dedicadas en el periodo de posguerra:
El concepto moderno de think tank tiene origen militar. Durante la Segunda Guerra Mundial se refería a un recinto cerrado en el que científicos y militares que se reunían para debatir asuntos estratégicos. La Corporación RAND (Research and Development [2]), una sociedad creada por el general Henry H. Arnold en 1948, fue el primer think tank en la acepción actual del término. Se creó cuando algunos miembros del Departamento de Guerra, la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, y la industria de Estados Unidos comenzaron a discutir la necesidad de una organización privada para conectar la planificación militar con las decisiones de investigación y desarrollo. [3]
Algunas reflexiones previas: amigo lector, no debe entenderse que, en su conjunto, responden a un solo modelo rígido de instituciones, o que se presentan con rasgos unificadores. Si bien las líneas generales responden a un núcleo sólido del pensamiento neoliberal, este se expande en una cantidad de matices que caracterizan a cada una de ellas:
Además de promover la adopción de políticas, entre las funciones que cumplen los think tanks están las de crear y fortalecer espacios de diálogo y debate, desarrollar y capacitar a futuros paneles políticos en su toma de decisiones, legitimar las narrativas y políticas de los regímenes de turno o los movimientos de oposición, ofrecer un rol de auditor de los actores públicos y canalizar fondos a movimientos y otros actores políticos.
Insisto en que no es sencillo comprender el entramado ideológico del control y la manipulación del ciudadano de a pie [4] porque el tema que estoy analizando en esta nota es parte de un entramado mucho más complejo. Esta cualidad del tema impone esfuerzos nada despreciables: relacionar aspectos institucionales que, en una primera aproximación parecen desconexos, sin relación entre ellos. Esa es la razón, amigo lector, por la que voy desarrollando un camino ensortijado, que vaya mostrando la conexión interna de lo que, insisto en llamar, métodos y técnicas de manipulación de la opinión pública [5].
El modo de tratar estos temas, cosa que sólo se da en publicaciones especializadas (están totalmente ausentes en los grandes medios de información: diarios, radio y televisión) producen un impacto de incredulidad en el ciudadano de a pie. Sin embargo, la literatura académica que se maneja en muchas carreras universitarias de Publicidad, de Comercialización y de Relaciones Públicas, estos temas están presentes siempre. Más aún, el tratamiento académico de las cátedras no intenta ocultar la verdad de lo que le están proponiendo al alumno: la formación técnica de un profesional capacitado para manipular la opinión de públicos masificados.
Debo agregar a este tema otro, que se viene presentando sesgadamente, pero que aporta a esta problemática un matiz que nos ayudará a pensar. Sin olvidar las consecuencias que ya han tenido: la incredulidad del ciudadano de a pie y el desinterés de los jóvenes por estos temas. Ello pone en juego el futuro de la democracia misma, en el mejor sentido aristotélico:
«La política es la actividad humana por excelencia, en ella se definen dialógicamente los derroteros de la historia».
El Doctor Mikael Rodríguez Chala, de la Universidad de Granada, propone una filosofía que abone el compromiso social de científicos e investigadores para un acercamiento de la ciencia a los problemas de los más necesitados, algo que, en parte, ha estado lográndose en décadas anteriores:
Sin embargo, la filosofía no ha sido solo el rostro visible de la agitación social, sino también del desarrollo científico del que a la postre bebemos, somos herederos y actores interesados. La filosofía, lejos de pasar de puntillas, ha jugado un rol de envergadura en el plano de la ciencia. La biología, por ejemplo, abanderada en el contexto por la bioética, y venida al pueblo llano al calor de los transgénicos y las células madre, deviene de manera indefectible en litigios filosóficos, de los que todos hemos sido partícipes de una u otra forma. Las matemáticas: amigas y compañeras de los estudios filosóficos desde sus orígenes, como revelan los trabajos de Leibniz, Newton o Descartes y especialmente los desarrollos en lógica de Rusell o Godel (entre otros), cuyos teoremas de incompletitud revolucionaron, sin duda, el pensamiento moderno. Los fundamentos de la matemática siguen siendo, al día de hoy, objeto de contienda entre los estudiosos del campo. De contienda que, también, es filosófica.
Termina afirmando:
La filosofía supone, como pretendo mostrar, un ejercicio de importancia capital. Una condición sine qua non [6] del desarrollo mental. Y no hablo ya de los clásicos, de los Principios de la razón o de Así habló Zaratustra (que nos llenan asimismo de paz y vida, de amor y fruición intelectual). Hablo de las pequeñas batallas. De opinar, de pensar. Porque señores, reflexionar, discutir, posicionarse; todo eso es también filosofía. Podría decirse, por lo tanto, que todos somos filósofos.
A esta frase final le otorgo una importancia trascendente, porque encierra en ella la verdad más importante de la liberación del pensamiento que se propone y se atreve a la más grande de la tareas del hombre: la solidaridad con los más desprotegidos.
[1] La filosofía es popular cuando piensa desde los más desprotegidos I. https://kontrainfo.com/filosofia-politica-y-compromiso-social-por-ricardo-v-lopez/
[2] Research and Development = investigación y desarrollo.
[3] Para mayor información se puede consultar en la página www.reicardovicentelopez.com.ar la nota 59.- Palabras para la historia que dijo quien denunció la aparición del Complejo Militar Industrial.
[4] Lo remito a las notas que publiqué en www.ricardovicentelopez.com.ar sobre este tema: 72- Walter Lippmann y algunas reflexiones sobre qué es la opinión pública; 84- La “democracia del espectador” y la manipulación mediática del “rebaño desconcertado” de Walter Lippmann; 77- El problema de la homerización de la cultura popular; entre otras, para una mirada mucho más amplia sobre el tema.
[5] Agrego acá dos notas, publicadas en revistas de primer nivel: Mercado y Forbes, en las cuales se desarrolla el tema sin el menor pudor, y demuestran la realidad de estos temas: 94.- La manipulación de la opinión pública según la revista Mercado y 97.- La manipulación es una parte imprescindible y fundamental del quehacer político, en mi página.
[6] Expresión latina utilizada para decir «condición sin la cual no». Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y esencial para que algo sea posible y funcione correctamente.
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