Fetichismos de izquierdas – Por Juan Manuel de Prada

Fetichismos de izquierdas
Por Juan Manuel de Prada

En alguna ocasión anterior hemos afirmado que las ideologías modernas no son otra cosa, en puridad, sino refinados fetichismos que nos permiten sortear el enojoso trance de discernir moralmente, bajo el paraguas de un activismo vacuo y estridente.

Las personas ideologizadas necesitan enarbolar ‘causas’ muy campanudas y rimbombantes que actúen como subterfugios morales y a la vez como máscaras que escondan su egoísmo, su pancismo o su vileza. A veces, los fetiches que enarbolan las personas ideologizadas son birlibirloques muy sofisticados que les permiten enmascarar su inhumanidad: ocurre así, por ejemplo, con la promoción de los llamados ‘derechos de los animales’, cuyos paladines suelen ser los mismos que exaltan el aborto, la eutanasia o los delirios transgeneristas (como si necesitaran enmascarar su inhumanidad con un fetiche ternurista). Otras veces, esos fetiches ideológicos no son sino señuelos farisaicos que les permiten esconder sus lacras (pues a menudo, en la adhesión a las causas de apariencia más noble se esconden, como la serpiente entre la maleza, las peores miserias): ocurre así, por ejemplo, con esos paladines del feminismo o del abolicionismo de la prostitución que luego resultan puteros o maltratadores entusiastas.

Aunque todas las ideologías recurren a estos fetichismos, sin duda son las izquierdistas –infatuadas de una supuesta ‘superioridad moral’– las que pueden permitirse enarbolarlos con mayor desfachatez y desparpajo, en la seguridad de que nadie se lo reprochará. En estos días asistimos a una de esas exhibiciones de fetichismo, especialmente repugnante. Por un lado, muchos sedicentes izquierdistas abominan de las masacres que el estado pirata de Israel está perpetrando y acusan a sus gobernantes de genocidas. Por otro lado, aclaman enfervorizados a Kamala Harris, con la esperanza de que evite el triunfo electoral del ‘ultraderechista’ Trump. Pero Kamala Harris, desde que comenzó su campaña electoral, no ha cesado de mostrar su apoyo al estado pirata de Israel (y no ha ocultado que gran parte de las donaciones que recibe proceden de judíos furiosamente sionistas). Y, todavía peor, Kamala Harris es vicepresidente de un gobierno criminal que ampara el genocidio que el estado pirata de Israel está perpetrando; que autoriza cada una de las bombas que el estado pirata de Israel arroja sobre población indefensa; que consiente operaciones tan dañinas e indiscriminadas como la reciente de los buscas explosivos. Ninguna persona sana que condene las masacres del estado pirata de Israel puede apoyar la candidatura de una tipeja chorreante de sangre como Kamala Harris; pero el fetichismo ideológico ampara tranquilamente tal incoherencia. Y no sólo la ampara, sino que, en el colmo del cinismo, inviste a los fetichistas de una supuesta autoridad moral que les permite señalar como fachas a quienes osemos señalarla. Definitivamente, declararse de izquierdas es un chollo para desaprensivos.

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