El 16 de marzo del 2021 el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte presentó un nuevo documento donde se plasma cual será la estrategia de la política exterior y la defensa británica por los próximos 30 años. El documento se llama La Gran Bretaña Mundial en un mundo competitivo. Una revisión integral de las cuestiones de seguridad, defensa, desarrollo y política exterior.
Según el documento, los actuales líderes de Gran Bretaña consideran que China y Rusia son la principal amenaza para su país. A pesar de que el documento deja claro que debe dársele prioridad de la región Indo-Pacífica (la lucha contra China), se hace mucho énfasis en Europa del Este (la “contención” de Rusia).
Londres utilizará tanto las sanciones económicas como la presión militar en contra de sus enemigos. Para lograrlo, llevará a cabo una modernización de su armamento, tanto cibernético como espacial, naval y nuclear. Para el 2030 las fuerzas armadas británicas esperan contar con 260 ojivas nucleares. Por lo tanto, el ejército británico estará presente en todas partes del mundo y la isla británica se convertirá en “un país que se ocupe de la resolución de problemas y la administración de los conflictos a nivel mundial”.
La Gran Bretaña Mundial y la sociedad abierta
El concepto de una Gran Bretaña Mundial no es para nada nuevo. Siempre ha sido el estandarte de una parte del poder conservador británico que estuvo a favor del Brexit. Debemos tener en cuenta que existían dos corrientes distintas que estuvieron a favor de la salida de Gran Bretaña de la UE: por un lado, estaban los populistas, los cuales estaban muy desilusionados de la UE como institución transnacional y liberal, y, por el otro, los ultra-liberales (también conocidos como neoconservadores). Para este último sector la UE no era lo suficientemente liberal, además de ser demasiado “continentalista” con respecto a Gran Bretaña que históricamente ha vinculado su destino a la defensa de su misión como potencia marítima, al mercado libre y a la promoción de la “democracia” en todo el mundo. Precisamente fueron estas fuerzas personificadas en el neoconservador británico e intelectual detrás del Brexit, Michael Gove, y el exalcalde de Londres, Boris Johnson, las que finalmente vencieron y arrojaron a un lado a los populistas que tenían ideas mucho más tradicionalistas como era el caso de Nigel Farrage.
La estrategia actual de las élites de Gran Bretaña es convertir su país en una isla por donde pasen todos los flujos financieros, informáticos y de toda clase de “redes” mundiales (el término “network” se usa 52 veces en el documento), siendo una parte integral de las redes de seguridad internacional. La Chatham House (Real Instituto de Asuntos Internacionales) (1) había propuesto anteriormente varias ideas parecidas con respecto a la política internacional (siendo Gran Bretaña una especie de corredor global donde confluirían todas las contradicciones globales). Podemos decir que tanto el gobierno británico como el más importante grupo de expertos de su país sostienen las mismas ideas globalistas acerca del futuro de la Gran Bretaña.
El documento dice abiertamente que existe una “competencia ideológica” entre los poderes liberales y “autoritarios” contra las democracias, y que Londres debe convertirse en uno de los principales adalides de las “democracias” a nivel mundial.
El documento dice que “el primer objetivo [de Gran Bretaña] como fuerza del bien proyectada hacia el mundo debe ser apoyar a todas las sociedades abiertas y proteger los derechos humanos”.
El documento se caracteriza por sostener una imagen maniquea del mundo dividido en blanco y negro. En ese sentido los enemigos (es decir, Rusia y China) son considerados como el mal absoluto y los propios británicos son considerados como las “fuerzas del bien”. Además, el concepto de “sociedad abierta” es mencionado a todo lo largo y ancho del documento.
Misión de los Estados Púnicos y la “Gran Reconstrucción”
El 13 de noviembre del 2018 la Sociedad Henry Jackson discutió a profundidad el concepto de una Gran Bretaña Mundial desde una perspectiva geopolítica. La Sociedad Henry Jackson es un think tank muy influyente que cuenta entre sus miembros a varios parlamentarios británicos (entre ellos podemos contar con uno de los amigos de los investigadores de Bellingcat, el veterano de inteligencia militar anti-ruso Robert Seely), periodistas (como Mark Urban, uno de los confidentes de Skripal, que es especialista en cuestiones de inteligencia y asesinatos secretos), al exjefe de MI-6 Sir Richard Dearlove, al exjefe de la CIA James Woolsey, al neocon William Kristol y también algunos miembros que dirigen el Atlantic Council (organización prohibida en Rusia), además en este foro participó el cerebro detrás del Brexit: Michael Gove.
En esta reunión del 2018 el profesor Andrew Lambert, que pertenece a la Real Academia Militar de Sandhurst, la cual es la institución militar más prestigiosa del Reino Unido, expuso de forma detallada la misión histórica de Gran Bretaña como Sea Power (Poder del Mar) (2). Para Lambert, igual que para todos los que participaron en la reunión, el poder marítimo o Sea Power constituye una clase muy particular de identidad que asumieron en la antigüedad los fenicios y los cartagineses y posteriormente los venecianos, holandeses y británicos.
Esta identidad considera que el comercio es un principio fundamental. Los poderes marítimos creen que el mercado debe ser abierto igual a como el mar está abierto a la navegación. Además, los poderes marítimos no se caracterizas por el uso directo y abierto de las fuerzas militares, sino que más bien practican el equilibrio por medio del control de ciertos puntos nodales importantes. El pensamiento de los poderes “marítimos” intenta transferir los principios jurídicos del mar a las relaciones sociales terrestres, ya que en el mar no existen las fronteras y se desarrolla el libre comercio (aunque también se pueden mover libremente las fuerzas militares). Es interesante ver que este análisis retoma punto por punto las ideas de Carl Schmitt, quien describió el enfrentamiento entre la Tierra y el Mar como principios geopolíticos antagónicos.
Sin embargo, es increíble que la élite británica use abiertamente estas categorías y considere se vean a sí mismos como los continuadores del imperio comercial cartaginés que era enemigo de Roma. El profesor Lambert también considera que la Rusia actual es la continuadora de “Roma”, mientras que el Occidente liberal es una especie de Cartago colectiva. China es considerada una potencia terrestre.
Todo esto ayuda a entender por qué Lambert defiende el rules‑based order, “un orden basado en reglas claras”. Este es el orden al que Londres siempre insta a que regresen tanto Moscú como Pekín.
Según Lambert el orden internacional no es solamente un “regalo” que el poder naval británico le dio al mundo. Todo ello fue construido por medio de los “barcos de vapor, los cables de telégrafos submarinos, las comunicaciones inalámbricas, los servicios bancarios y el transporte marítimo internacional y financiero”.
Lambert dice que “el Reino Unido creó todos estos servicios porque hacían parte de sus intereses nacionales. No creamos nada de esto como un acto de caridad; el orden que está basado en reglas claras no es bueno en sí mismo, solo resulta bueno en la medida en que sirve a los propósitos por los cuales fue creado”.
La nueva estrategia de política exterior y de defensa de Reino Unido retoma varias de estas tesis, argumentando que “el sistema internacional que está basado en las reglas de juego creadas después de la Guerra Fría ha beneficiado muchísimo al Reino Unido y a otras naciones del mundo”. Por lo que se entiende que tanto Rusia como China deben retornar al orden unipolar que antes existía y reconocer el dominio global de la ideología liberal como única ideología posible.
En este sentido, la “sociedad abierta” es entendida como una sociedad que debe estar sometida a las influencias externas, o a la autodestrucción, más o menos del mismo modo en que los británicos “abrieron” China en el siglo XIX con tal de imponer el libre comercio de opio. Los poderes marítimos favorecen la existencia de una sociedad abierta por las mismas razones por las que favorecían la apertura de los mares o el libre comercio.
También es interesante que la élite geopolítica británica se vea a sí misma como los continuadores de la misión de “conquista” de Cartago contra Roma. La antigua Cartago perdió, dice Andrew Lambert, pero sus sucesores han tenido un gran éxito al ser capaces de crear la civilización occidental moderna.
Ahora bien, resulta claro cuál es el papel que juega el príncipe Carlos como el artífice de la “Gran Reconstrucción” (The Great Reset). El deseo de imponer a la fuerza la unipolaridad es ahora parte de la agenda de los liberales británicos y europeos (el príncipe Carlos y Klaus Schwab). Los Estados Unidos, a pesar de todo su poder, han demostrado que, después de haber elegido y apoyado a Trump, siguen siendo en el fondo demasiado provincianos y se encuentran demasiado atados a los principios “terrestres”, algo que los diferencia muchísimo de la exmetrópoli.
Un camino bastante problemático
Pero no debemos dejarnos engañar: esta independencia, o, mejor dicho, nueva autonomía de Londres con respecto a la política de Washington, tema en el que insisten los partidarios de una “Gran Bretaña Mundial”, no debe subestimarse. Con esta autonomía Londres no está descartando a los Estados Unidos, simplemente pretende hacerlos retomar el camino que deben seguir. El decrépito imperio de los Estados Unidos, representado por el dèbil mental de Biden, debe ser ayudado con tal de que no abandone su misión liberal como hegemón mundial. Así que ahora Gran Bretaña debe comenzar a asumir su responsabilidad como potencia marítima con tal de enfrentar a los poderes continentales que desafían el orden mundial.
Por lo tanto, Rusia debe estar muy pendiente de las actividades que desarrolle de ahora en adelante Gran Bretaña en Europa del Este y especialmente en Ucrania. Los servicios especiales británicos y sus fuerzas armadas han estado cooperando activamente con el régimen de Kiev desde hace mucho tiempo. En este sentido, el aumento de las tensiones militares alrededor del Donbass y la futura guerra que está a punto de estallar sin duda se encuentra conectada con la nueva política que esta promocionando Londres. Los medios de comunicación ucranianos han escrito acerca de cómo la organización británico-holandesa Bellingcat está chantajeando a Vladimir Zelensky, además de que amenaza con abrir una investigación en su contra por supuestos hechos de “traición” durante su administración. También existen pruebas de que Zelensky está tratando de resolver todo esto con la ayuda del MI-6.
Otro de los grandes problemas que enfrenta Rusia es Turquía. Londres tiene la intención de ayudar a Ankara tanto en lo económico como en la seguridad, especialmente porque reconoce el rápido crecimiento de este país como potencia. Tras la publicación de la nueva estrategia de política exterior, el embajador británico en Turquía, Dominic Chilcott, dijo en Twitter que a Londres le gustaría “trabajar con Turquía, ya que es una potencia regional importante que puede ayudar a resolver los problemas de Chipre y Libia además de ayudar al fortalecimiento del sistema internacional basado en reglas de juego claras” (3).
Tampoco debemos olvidar que el actual jefe del MI-6, Richard Moore, fue embajador en Turquía, y Ersin Tatar, actual presidente de la República Turca del Norte de Chipre, quien estudió su secundaria en Inglaterra y curso sus estudios universitarios en Cambridge puedan tener alguna relación entre sí. Es importante tener en cuenta las redes de influencia británicas en los países árabes de Oriente Medio, incluida Siria.
Ahora bien, es imposible ignorar la continua interferencia de Gran Bretaña en África y el “imperio” de PMC británicas que funciona sin ninguna interferencia en ese continente.
Guerra informática
Es curioso señalar que en el documento publicado el 16 de marzo, el cual nos da a conocer la estrategia de la Gran Bretaña Mundial, exista una sección dedicada a un programa de contra desinformación y desarrollo de medios de comunicación (Counter Disinformation and Media Development programme). Este programa hace parte del Fondo de Conflictos, Estabilidad y Seguridad (Conflict, Stability and Security Fund) del Ministerio de Relaciones Exteriores Británicas, ministerio que es conocido por patrocinar a los Cascos Blancos que han apoyado a grupos de terroristas sirios.
El programa comenzó a funcionar en el 2017 y se encuentra dirigido contra los medios de comunicación que publican en ruso. Anteriormente, el portal estadounidense Grayzone (4) contaba con el apoyo de Reuters, BBC y Bellingcat, siendo todas ellas agencias financiadas por este programa de contra información.
Todos los años este programa cuenta con alrededor de 23-25 millones de libras (su página oficial solo muestra una pequeña fracción de la cantidad de dinero que es proveída por la ODA – Official Development Assistance), que son gastadas en:
- Fortalecer los medios de comunicación independientes y las ONG;
- Interactuar con audiencias que son potencialmente vulnerables a la desinformación;
- Toda clase de proyectos de comunicación estratégica, incluido el seguimiento, la evaluación y la investigación de los medios de comunicación del enemigo;
- Interactuar con las partes que estén interesadas en el programa y evaluar los costos de implementación del mismo.
El sitio web del gobierno británico contiene muy poca información acerca de este programa y simplemente se dice que en el participan varias “ONG” y otras organizaciones afines. No obstante, la parte que está dedicada a los “costos de implementación del programa y los participantes que estén interesados en este” están en blanco. Simplemente se afirma que se los deja de lado por “razones de seguridad”, lo cual parece indicar que los servicios especiales británicos están en contacto directo con los “interesados en este proyecto”.
Entre los socios directos de este programa se encuentran el Foreign Office y el Ministerio de Defensa británico, lo que indica que todo esto forma parte de una guerra informática dirigida en contra de Rusia. Y esta guerra no solo va a continuar, sino que también comenzará a intensificarse en los próximos años.
El documento La Gran Bretaña Mundial en un mundo competitivo. Una revisión integral de las cuestiones de seguridad, defensa, desarrollo y política exterior indica que Londres está tratando de fortalecer su papel en el escenario internacional, siendo una de las principales fuerzas liberales que promueven la “Gran Reconstrucción” (The Great Reset). Eso significa que ahora se ha declarado una guerra abierta tanto contra Rusia como contra China. Esta guerra adquiere en el frente ideológico la forma de una lucha a favor de la “democracia” global y la “sociedad abierta” como “fuerzas del bien” que deben eliminar al mal. En ella no se tomará ningún prisionero. Cartago dice que “Roma” debe ser destruida.
Notas:
1. https://www.chathamhouse.org/2021/01/global-britain-global-broker
2. https://henryjacksonsociety.org/members-content/the-future-of-global-bri…
3. https://twitter.com/DChilcottFCDO/status/1372091995443855361
4. https://thegrayzone.com/2021/02/20/reuters-bbc-uk-foreign-office-russian-media/
Fuente: Katehon / Geopolitica.ru – Traducción al español de Juan Gabriel Caro Rivera
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