Eduardo Bolsonaro, el hijo del presidente del Brasil, conocido por usar remeras del Mossad, el servicio de inteligencia israelí, actúa como “canciller informal” de su país. Fue recibido este jueves con honores en el Congreso Nacional por diputados del PRO. A tono con los pedidos del Fondo Monetario Internacional, reclamó una Reforma Laboral para Argentina y Brasil.
Entre los diputados del PRO presentes estuvieron Cornelia Schmidt-Liermann, Jorge Enríquez y el presidente de la Cámara, Emilio Monzó.
Entrevistada por El Cronista, Schmidt-Liermann comentó: “Hablamos de la necesidad de ver cómo las nuevas tecnologías impactan en los trabajos, siendo que ambos gobiernos están preocupados por el desempleo. Creemos que hay que ir hacia regímenes laborales móviles”.
En la etapa actual del capitalismo, de creciente informatización y robotización, el poder global requiere del desmantelamiento de los derechos laborales logrados durante el siglo pasado. En la competencia de costos entre el hombre y la máquina, está claro que el primero llevará la peor parte. Desde la estrecha mirada capitalista, solo se puede seguir sosteniendo el empleo bajo formas de fuerte precariedad y movilidad, con bajos salarios y contratos precarios con posibilidad de despido sin indemnización. La “Reforma Laboral” fue uno de los “10 puntos básicos” que Macri le propuso consensuar a la oposición, para calmar a los mercados financieros.
Bolsonaro y los diputados que lo homenajearon, fuertemente alineados con Trump y el Estado de Israel, no perdieron la oportunidad de inmiscuirse en la política interior de Venezuela: “Nos corresponde pensar en acciones conjuntas para empoderar internamente a Guaidó y a la Asamblea Nacional”. Días atrás, en una declaración conjunta, se había expresado: “que las Fuerzas Armadas venezolanas apoyen al pueblo y que se haga una transición hacia un nuevo gobierno con elecciones”.
