EEUU: Estudio revela que bloqueadores de pubertad no ayudan a la salud mental de los menores con disforia de género

Un estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos con casi 6 millones de dólares de presupuesto dio como resultado que no hay evidencia de beneficios en la salud mental de menores diagnosticados con disforia de género al recibir bloqueadores de pubertad, según ha informado The New York Times. El proyecto, dirigido por Johanna Olson-Kennedy, comenzó en 2015 con 95 menores de aproximadamente 11 años, y buscaba observar los efectos de estos bloqueadores en el bienestar psicológico de los niños a lo largo de dos años, una práctica que se ha vuelto habitual en algunos países europeos y estados de los EEUU.

Este año, el Reino Unido suspendió temporalmente su uso en jóvenes tras una revisión independiente que concluyó que la evidencia sobre sus beneficios no era concluyente. En Europa y en más de 20 estados de EE.UU., se han establecido restricciones o prohibiciones sobre estos tratamientos en menores de edad.

A pesar de que el experimento del NIH reúne datos de casi una década, se ha optado por no publicar el detalle de los resultados. Olson-Kennedy, líder en la atención médica para jóvenes con disforia de género, explicó que la decisión de retrasar la publicación se basó en su preocupación de que los datos, al no mostrar mejoras en la salud mental de los menores, pudieran ser usados para limitar el acceso a los tratamientos hormonales en esta población.

La falta de publicación de estos resultados generó un amplio debate. Jane Anderson, vicepresidente del Colegio Americano de Pediatras, expresó que es crucial publicar los resultados de estudios financiados con fondos públicos, sin importar sus conclusiones. Tadeusz Pacholczyk, del Centro Nacional Católico de Bioética, se sumó a la crítica, afirmando que «ocultar resultados negativos priva tanto a médicos como a pacientes de información esencial para tomar decisiones médicas informadas».

Oros investigadores han señalado posibles riesgos asociados al uso de bloqueadores de pubertad, como problemas de fertilidad y efectos en la densidad ósea. Un estudio reciente de la Clínica ºMayo sugirió que algunos de estos efectos adversos podrían ser permanentes y de relevancia significativa.

El NIH, principal financiador del proyecto, no ha hecho comentarios sobre la situación.

En los últimos meses, a lo largo de EEUU han surgido cada vez más testimonios de investigadores, asociaciones de médicos y expacientes arrepentidos de su transición (conocidos como detransitioners) que advierten sobre la falta o manipulación de datos sobre las intervenciones médicas trans.

En Reino Unido, un estudio conocido como el Informe Cass llevó a que el Gobierno británico prohibiera este tipo de tratamientos. Aquel, presentado por la doctora Hilary Cass, concluyó que no existía una “base de evidencia fiable” que indicase que sustentase los procedimientos transgénero.

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