Con una puesta de escena como si se tratara de la nueva jefa de Estado de la Argentina, Christine Lagarde anunció un nuevo endeudamiento de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional por U$S 7000 millones, que se sumarán a los U$S 50.000 millones previamente pactados. Esta cifra es muy inferior a los U$S 20.000 millones extra que había circulado como rumor durante la semana pasada. Al ritmo de erosión por fuga de divisas que viene sufriendo la Argentina, es esperable que tampoco resulte suficiente para calmar a los mercados.
Con el objetivo de ayudar a Macri a evitar el default, adelantarán el desembolso 2018 por u$s 13.400 millones y el desembolso 2019 por u$s 22.800 millones. Los fondos no son “precautorios” por lo que estarán disponibles pase lo que pase, si bien debería cumplirse con la meta de “déficit cero”, algo complejo en un año electoral como 2019. Estos adelantos dejan por otro lado mucho más complicado al próximo gobierno post-2019 para los que no habría más créditos, pero sí quedaría esta enorme deuda.
El tipo de cambio sería de flotación libre, por lo que el dólar podría volver a escaparse en próximas y esperables corridas cambiarias. Se usará como “ancla nominal” que la base monetaria crezca un 0% hasta junio de 2019. Esto implica una importante contracción monetaria (venía creciendo al 2,2% por mes). Ya no habrá transferencias monetarias del Banco Central al Tesoro para cubrir su déficit fiscal. Se continuará con el desarme de Lebacs.
“Tenemos un fuerte convencimiento de los beneficios de la flexilidad cambiaria”, anunció por su parte Guido Sandleris. “En caso de que el tipo de cambio mostrara excesiva volatilidad, el BCRA trabajará con una zona de no intervención entre 34 y 44 pesos por dólar y se ajustará al 3% mensual hasta fin de año. El BCRA venderá hasta 150 millones de dólares diarios si sube por encima de esa zona de no intervención”.
De acuerdo al economista Mariano Kestelboim, el BCRA tendrá muy poco poder de fuego para actuar: “Tope de USD 150 M para poder intervenir en el mercado cambiario cuando considere que hay movimientos excesivos. O sea, el BCRA tendrá muy bajo poder para actuar. Struzenegger había llegado a vender más de USD 1600 M cuando el dólar valía $20”.
Se cambia también el sistema de meta de inflación y se pasa al sistema de “agregados monetarios” (masa de circulante de dinero).
Según el periodista económico, Julián Guarino: “La receta de FMI de agregados monetarios no sirve. Cualquier “desvío” del plan llevará a un recorte adicional del consumo y la inversión mediante desplazamiento del crédito. Si eso no sirve, atentos: manipular salarios públicos, jubilaciones y dólares de las reservas. O más Lebac”.
De acuerdo al politólogo Hernán Pablo: “La ampliación del crédito del FMI deja un disponible de 42.100 millones de dólares, luego de los 15.000 ya rifados. En 2000, el blindaje fue por 40.000 millones. Que se pagaron con hambre, desempleo y crisis. Además se friza la base monetaria, es una neoconvertibilidad de 2001”.
Si hemos de basarnos en la Historia Argentina, este tipo de planes de déficit cero más emisión cero no se terminan de cumplir dadas las variables de alta inflación, de política interna y hasta del devenir de la propia economía, ya que la restricción de la masa monetaria implicará mayor recesión, lo que trae aparejada una menor recaudación y por lo tanto mayor déficit fiscal, lo que altera todo el esquema. ¿Qué grado de recesión habrá con una inflación del 40% si se deja de emitir dinero? ¿Semejante crisis social autoinducida en un año electoral? ¿Eliminarán las paritarias? ¿Qué viabilidad tiene un plan así?
Al mismo tiempo, a nivel global, la Reserva Federal subió la tasa de referencia al rango de 2/2,25% en línea con lo esperado y mantiene la velocidad del ciclo ascendente para los próximos años (3,1% para 2019 y 3,4% para 2020), lo que seguirá complicando a la Argentina ya que los capitales mundiales seguirán saliendo de los mercados emergentes.