¿Bolsonaro y Netanyahu podrían privatizar el Río Amazonas en beneficio de la israelí Mekorot? Por Alfredo Jalife Rahme

Netanyahu, gran aliado de Bolsonaro y los “evangelistas sionistas”

Por Alfredo Jalife-Rahme

Se ha gestado un eje Trump/Netanyahu/Bolsonaro, uno de cuyos pegamentos teogeopolíticos principales es el ‘evangelismo sionista’, continuación de la misma Santa Alianza paleobíblica de los ‘cristianos sionistas’ asentados en el ‘cinturón bíblico’, bastión electoral del presidente Trump y su supremacismo blanco, aliado al supremacismo sionista.

Como versa el apotegma penal, a confesión de partes, relevo de pruebas. Esto fue justamente lo que pronunció el primer israelí Netanyahu, hoy con serios problemas judiciales por varios actos de corrupción, al ser premiado con un timbre postal con su efigie (también impreso en hebreo con la palabra ‘salvador’), durante su triunfal visita a Brasil, por el estado de Amazonas donde sentenció: “No tenemos mejores amigos en el mundo (sic) que la comunidad evangelista”. El evento en el estado de Amazonas fue patrocinado por los Brasileños Amigos Cristianos de Israel.

El estado de Amazonas es uno de los 26 estados de la federación, ubicado en el noroeste de Brasil: mide casi 1,6 millones de kilómetros cuadrados, su capital es Manaos y tiene una población de cuatro millones. Casi el 32% del estado de Amazonas es evangelista, frente al 60% de católicos quienes aún no se pronuncian por la alianza teogeopolítica de su estado, con Netanyahu, además de Bolsonaro.

Mas allá del traslado de la Embajada de Brasil de Tel-Aviv a Jerusalén, el líder israelí ofreció una panoplia de instrumentos desde la vigilancia en materia de seguridad hasta la venta de drones con reconocimiento facial.

La cooperación de Netanyahu y Bolsonaro abarcará también la economía y la agricultura. ¿De qué grado y alcances será la colaboración militar de ambos?

En general, los católicos en el mundo (1.200 millones cuyo 40% se encuentra en Latinoamérica), ni el Vaticano en particular, se han pronunciado sobre el amasiato político de los ‘evangelistas sionistas’ de Brasil, encabezados por el presidente Bolsonaro, con Netanyahu.

Cabe señalar que Brasil ostenta el mayor número de católicos en el mundo con un 64,6% (135 millones) de su población, seguido por México (111 millones), Filipinas (83,6 millones) y EEUU (72,3 millones).

No es nada descabellado tener presente en el radar teogeopolitico de Brasil un enfrentamiento entre un sector fundamentalista de los 135 millones de católicos y otro sector de ‘evangelistas sionistas’ pertenecientes a los 46 millones de protestantes alebrestados por el eje Trump/Netanyahu/Bolsonaro.

No faltan grupos católicos en Brasil que critican como un grave error geoestratégico que el Colegio Cardenalicio no haya seleccionado a un papa brasileño, Odilo Scherer, en lugar del papa jesuita argentino Bergoglio. El tiempo lo dirá, ya que en el momento de la sucesión se requería a un jesuita.

¿Llegaran el estado de Amazonas y el mismo Bolsonaro hasta anhelar privatizar el río Amazonas de casi 7.000 kilómetros, el más largo del mundo cuando se define por su caudal (la quinta parte de agua dulce en estado líquido del planeta), para beneficio de la estatal hidráulica israelí Mekorot envuelta en múltiples escándalos en varios lugares del mundo (‘guerras del agua’ de Israel: ‘apartheid acuífero’ desde Cisjordania hasta Iztapalapa”)?

En México, el PES, un partido evangelista de reciente formación, pero que tuvo un pésimo desempeño electoral al grado de haber perdido su registro, se pronunció por reconocer a Jerusalén como capital de Israel, en un portal poco riguroso que se ostenta como portavoz de la comunidad judía.

Va viento en popa la alianza con Israel de un grupo de voluntarios ‘evangelistas sionistas’, provenientes del ‘cinturón bíblico’ de EEUU, que se coludió con los colonos israelíes en los asentamientos de la ocupada Cisjordania de Palestina.

Ya había elucidado la marca evangelista que impregnó al excapitán Bolsonaro, cuya tercera esposa lo convirtió al evangelismo. Los evangelistas constituyen el 22% (46 millones) del total de la población, lo que contribuyó notoriamente en su triunfo electoral.

El hoy evangelista Bolsonaro fue rebautizado en las aguas del río Jordán y dos de sus hijos han exhibido sin rubor camisetas del Mossad (la agencia de espionaje israelí) y del Ejército de Israel.

Sea coincidencia o no, en su primer acto de Gobierno, el evangelista Bolsonaro emitió un decreto que abre la explotación de la Amazonia para deleite del poderoso ‘lobby’ agroindustrial y minero. ¿Qué advendrá de las 462 reservas indígenas con cerca de un millón de ‘indios’ cuya mayoría habita en la Amazonia?

Fue altamente significativa la presea otorgada a Netanyahu por el estado de la Amazonia, donde la poderosa industria agrícola de Israel podrá conseguir lucrativos negocios, mientras que los ambientalistas han lanzado el grito al cielo por la futura depredación que es probable contribuya aún más al temible cambio climático.

De antaño eran bien conocidos los vínculos estrechos entre Israel y una porción de evangelistas estadunidenses, primordialmente del ala fundamentalista del Partido Republicano, quienes fueron bautizados como ‘cristianos sionistas’ y profesan la creencia de que la instauración del Estado de Israel y el regreso de los judíos a Tierra Santa cumplen las profecías bíblicas. Más allá de la muy respetable fe religiosa, el problema radica en que habría antes que definir el significado de ‘judío’, ya que hoy la mayoría de esa respetable religión son conversos askenazis de origen jázaro centroasiático mongol conversos a la religión judía en el siglo VIII. d.C.

Para el círculo de ‘cristianos sionistas’, muy poderosos en el llamado ‘cinturón bíblico’, ubicado en el sureste de Estados Unidos: desde Virginia hasta el norte de Florida; y en el oeste de Texas, Oklahoma y Misuri, en especial los ‘bautistas sureños’ y metodistas, coincidentemente fervientes votantes del supremacismo blanco de Trump, el cumplimiento de tales profecías paleobíblicas anuncian la parusía de Cristo.

Dejo de lado el conglomerado de otras denominaciones cristianas, no se diga los católicos y los ortodoxos quienes rechazaron en la Declaración Conjunta de Jerusalén al ‘sionismo cristiano’ como un mero ‘programa político-militar’.

Bolsonaro se sumó al eje Trump/Netanyahu, por lo que lo han definido como el Trump tropical. Este eje en Latinoamérica comportará características de hípermilitarismo debido a las tres personalidades que lo conforman y que, desde ahora, pone en jaque al chavismo mediante su mantra anticomunista.

Como aduje en mi reciente libro ‘Trump y el supremacismo blanco: palestinización de los mexicanos’, este eje prolonga la guerra religiosa del siglo XVII una nueva guerra de los 30 años entre protestantes y católicos, donde no se puede soslayar la pertenencia evangelista presbiteriana de Trump y la afiliación ultraortodoxa talmúdica de su polémico yerno Jared Kushner.

Para la coyuntura presente, ha quedado rebasada la necesaria, pero insuficiente, categoría de ‘izquierda’ y ‘derecha’ que ha sido sustituida por la contienda sin cuartel entre ‘globalistas’ contra ‘nacionalistas’.

Así que no es de extrañar la declaración del flamante canciller brasileño Araujo quien se manifestó en contra del ‘globalismo’ con la singularidad de que Bolsonaro practicará un neoliberalismo microeconómico sin adherirse a la macroeconomía neoliberal de la globalización.

Guste o disguste, esta nueva dicotomía de ‘globalistas’ contra ‘nacionalistas’ es la que más refleja, con sus debidos matices, la realidad contemporánea conformada por dos ejes antagónicos: el primero, de los globalistas, por el eje de los banqueros Rothschild/George Soros/los Clinton/Obama; y los segundos, los supuestos ‘nacionalistas’, tildados despectivamente por los multimedia neoliberales de ‘populistas’, por el eje Trump/Rockefeller/Kissinger/Jared Kushner/Sheldon Adelson/Netanyahu, al que Bolsonaro se ha sumado sin tapujos.

[Nota del Editor -Kontrainfo-: El grupo “globalista” Soros/Clinton/Obama está en nuestra opinión alineado con los Rockefeller -históricos anfitriones de Bilderberg y fundadores también de la Trilateral Commission- y el grupo “nacionalista” Trump/Kissinger/GoldmanSachs/Adelson/Netanyahu con la histórica dinastía sionista Rothschild -que también siempre apostó a los distintos polos de toda oposición, basta ver cómo el barón David René de Rotshchild apoya a Trump desde el poderoso World Jewish Congress que preside, mientras otra rama de la familia lo defenestra desde The Economist-].

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