Ballottage en Argentina: Massa convoca a la “unidad nacional”, Milei invoca el “antikirchnerismo”. ¿Quién tiene más chances?

Los candidatos presidenciales Sergio Massa, de Unión por la Patria, y Javier Milei, de La Libertad Avanza, reconfiguraron sus campañas al pasar a la segunda vuelta o ballottage, que se realizará el próximo 19 de noviembre.

El fuerte aumento de la participación en la elección pareciera ser una de las claves para comprender los resultados, pasando del 70 al 77%, sumando 3.831.379 de votos válidos al proceso electoral, de los cuales 2.926.396 (un 76%) fueron a parar a Sergio Massa.

La economía no resultó determinante, como tampoco lo fue en 2019 para que Macri alcanzara un 40% en medio de otro caos económico. El miedo pudo más que la bronca.

Si en 2019 Alberto Fernández había logrado 12.946.037 de votos (48.24 %), los 6.719.042 logrados en las PASO 2023 por UxP (27,28%) mostraba el desplome de la imagen del gobierno y la pérdida del 50% de sus votantes de 2019, por desencanto o desilusión, pasando buena parte de ellos a la abstención. Sobre este grupo parece Sergio Massa haber conseguido los casi 3 millones de votos por encima de las PASO. La “campaña del miedo” y el “plan platita” parecen haber funcionado sobre este grupo de votantes desencantados. También lograr la ilusión de distanciarse del actual gobierno a pesar de ser ministro. CFK y Alberto Fernández se invisibilizaron, colaborando con ese efecto de mostrarse como algo distinto.

Buena parte del fenómeno se produjo en la Provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof agregó 1.338.632 votos a los que había sacado en las primarias, alcanzando el 44,89% de los votos.

El viejo divide y triunfarás funcionó a la perfección. Massa usó a Milei para partir a Juntos y ahora usará a los pedazos de Juntos para tratar de ganarle a Milei.

La mayor participación solo le sumó a Milei unos 700.000 votos. Su piso fue también su techo. Mientras que Juntos por el Cambio, con Patricia Bullrich, perdió 200.000.

El porcentaje de Sergio Massa recuerda a muchos el 37% obtenido por Daniel Scioli en 2015. Si bien en aquel momento la situación era muy distinta. La economía no era el desastre del 2023, pero de alguna forma muestra el piso alto de ese sector, que incluye en la Argentina al kirchnerismo, PJ, centroizquierda, movimiento sindical, movimientos sociales, y pymes. Un porcentaje que pudo estirarse en el ballottage de 2019 al 49%, similar al 48% obtenido por Alberto Fernández en 2019. Massa en la elección del pasado domingo se encuentra con 3,5 millones de votos menos que los de Fernández en 2019, los que deberá recuperar para ganar la segunda vuelta.

Las diatribas furibundas de Milei contra China, el Vaticano, Brasil e incluso el gobierno de Biden, le entregaron en bandeja a Massa todos los apoyos y las herramientas que le proveyeron esos poderes mundiales: el swap chino permitió darle un respiro al dólar; Lula aportó los equipos de campaña que le permitieron ganar contra Bolsonaro, la Iglesia Católica desplegó mensajes contra Milei de manera abierta en la peregrinación de Luján y más sutiles pero contundentes en las oraciones y homilías de sus misas en todo el país, la Embajada tiene por su parte infinidad de herramientas políticas y de inteligencia para influir en toda votación.

La gran derrotada de la jornada fue Patricia Bullrich, lo que también es una derrota para los medios masivos de comunicación que habían apostado por ella, como el Grupo Clarín y Grupo La Nación, quedando en evidencia su cada vez más limitado poder de fuego.

Bullrich fracasó en parte por no poder identificar a su verdadero rival, al tiempo que levantó banderas anacrónicas, como la de apresar a Cristina Kirchner y terminar con el kirchnerismo, cuando Sergio Massa se presenta como algo distinto del kirchnerismo. De esa forma, terminó peleando contra un fantasma.

Sin embargo, por detrás de Bullrich, Mauricio Macri ya tenía resuelto su acuerdo con Milei. A pesar de los ataques e insultos mutuos, que llevaron a Bullrich a denunciar penalmente a Milei por acusarla de poner bombas en un jardín de infantes durante su pasado de montonera, en su discurso del domingo la candidata derrotada se negó a felicitar a Massa y respaldó a Milei: “Nunca vamos a ser cómplices del populismo”. “Representamos valores”, afirmó con dogmatismo, siguiendo a Milei. La historia política indica que debería representar personas con valores, lo otro es una abstracción que solo llega a sectores ideologizados.

“Dos tercios de los argentinos votaron por un cambio”, expresó por su parte Milei. “Estoy dispuesto a hacer tabula rasa, barajar y dar de nuevo, con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”,  le ofreció a Juntos por el Cambio, al punto de copiar su discurso y citar la denominación del potencial aliado: “Nunca hubo una elección más clara en nuestra historia: todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos“, completó Milei.

Massa realizó la campaña electoral más profesional. En su discurso dijo que “la grieta se murió”, dando inicio a una era postkirchnerista. Volvió a afirmar, siguiendo el pedido del embajador de los EEUU en el Consejo de las Américas 2022, que el 10 de diciembre convocará a un gobierno de unidad nacional. Al tiempo que Macri y Milei destrataban a los radicales, Massa los convocaba.

La campaña del PT brasileño contra Bolsonaro se apoyó en la dialéctica de “democracia vs fascismo”. Massa viene contando con dos equipos de brasileños, enviados a Buenos Aires por el propio Lula, entre ellos, el exjefe de marketing político del presidente de Brasil, Edinho Silva, y quien además de aconsejar a Lula, trabajó en Bolivia para Evo Morales, y en Colombia para Gustavo Petro, Otavio Antunes.

Tanto Lula como Alberto Fernández habían explicado personalmente a Joe Biden en el G20 que en la Argentina “la democracia estaba en peligro”, en tanto admirador de Bolsonaro y Donald Trump, sectores enfrentados al gobierno demócrata norteamericano.

Si la campaña de Massa fue altamente profesional, la de Milei fue una sumatoria de improvisaciones. No debería extrañar, el propio candidato se encargó de decir que en su espacio, al ser liberal, cada uno tiene un pensamiento propio y nadie se hace cargo de lo que el otro dice. La contracara de eso fue una seguidilla de afirmaciones de sus dirigentes, una más piantavotos que la otra, desde el delirio de privatizar las ballenas y los mares, la ruptura de relaciones con el Vaticano, la defensa de la venta de órganos, eliminar por ley la responsabilidad paterna sobre los hijos no buscados, etc. Las necesidades de la sociedad argentina circulan por un carril muy distinto: bajar la inflación, subir el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, resolver el problema de la inseguridad. El defenestrar a Bullrich y al Partido Radical, a quienes era previsible que debería ir a buscar en una altamente probable segunda vuelta, también resulta políticamente incomprensible. Para completar el cuadro, en su discurso del domingo, Milei se refirió todo el tiempo a sus seguidores liberales, a su núcleo duro de militancia. Abundaron banderas amarillas y escasearon banderas argentinas. El sectarismo y el dogmatismo impide enarbolar un discurso con un destinatario amplio. Difícil que una bandera amarilla importada movilice a todo el país.

“LIBERTAD vs. Kirchnerismo. Si no queremos perder el País en manos de este gobierno de delincuentes es fundamental que todos los que queremos un cambio trabajemos juntos. Tenemos treinta días para hacer Historia”, fue el reclamo al día siguiente de Milei, copiando el discurso de Bullrich. Un recurso necesario para convocar a sus votantes, pero un discurso que demostró perdedor con la derrota de JxC.

Gane quien gane el ballottage, el escenario a posteriori es de una economía desmadrada, sin reservas y al borde de una hiperinflación. A esto debe sumarse una mayor fragmentación política.

Futura Cámara de Senadores:
UxP – 34
JxC – 24
LLA – 8
Otros – 6
Quórum: 37

Futura Cámara de Diputados:
UxP – 108
JxC – 93
LLA – 37
FIT – 5
Otros – 14
Quórum: 129

Con estos resultados, el actual oficialismo quedará a 21 bancas del quórum en Diputados y a 3 en el Senado. En el caso de Milei le faltarán 91 legisladores para lograr aprobar una ley, de ahí el rol crucial que Mauricio Macri vislumbra para sí mismo en ese escenario.

Si se analizan los votos que se obtuvieron con el mayor nivel de participación se obtiene que:

-La libertad avanza sumó 500.000 votos
-Juntos por el cambio perdió 600.000 votos
-Massa sumó 2.900.000 votos

Comparemos los datos con las PASO 2023 y las elecciones de 2019 y 2015:

Sergio Massa 36.68% 9.645.438 votos (+2.926.396)
Javier Milei 29.98% 7.884.199 votos (+531.955)
Patricia Bullrich 23.83% 6.266.840 votos (−629.101)
Juan Schiaretti 6.78% 1.783.825 votos (+869.013)
Myriam Bregman 2.70% 709.682 votos (+66.909)
Votos válidos: 27.100.675 (77,7%) (+3.831.379)
Votos extra: 3.765.172
Votos blanco: 2%
Anulados 0.8%

PASO 2023
Votantes 24 935 583
Participación 70,4%
Votos válidos 23 269 296 (93,32%)
Votos en blanco 1 356 480 (5,44%)
Votos nulos 309 807 (1,24%)
Javier Milei 7 352 244 29.86 %
Patricia Bullrich 4 139 566 16.81 %
Horacio Rodríguez Larreta 2 756 375 11.19 %
Sergio Massa 5 277 538 21.43 % (6719042 uxp 27,28%)
Juan Grabois 1 441 504 5.85 %
Juan Schiaretti 914 812 3.71 %
Myriam Bregman 451 275 1.83 %
Gabriel Solano 191 498 0.78 %

PRESIDENCIALES 2019
Participación 81,31% votos válidos 26.838.336
Alberto Fernández 12 946 037 48.24 %
Mauricio Macri 10 811 586 40.28 %
Roberto Lavagna 1 649 322 6.14 %

PASO 2019
Participación 76,41% Votos válidos 25.543.041
Alberto Fernández 47,79% 12.205.938
Mauricio Macri 31,80% 8.121.689
Roberto Lavagna 8,15% 2.081.315

PRESIDENCIALES 2015
Ballotage participación 80,77%
1era vuelta participación 81,07%
Macri 1era vuelta 8.601.131 34,15% 2da vuelta 12.988.349 51%
Scioli 1era vuelta 9.338.490 37% 2da vuelta 12.309.575 49%
Massa 1era vuelta 5.386.977 21%

¿Sergio Massa tendrá en el ballottage el techo que tuvo Daniel Scioli en 2015 del 49% y Alberto Fernández en 2019 del 48% o podrá superarlo?

¿Podrá Javier Milei quedarse con una importante parte de los 6.000.000 de votos de Patricia Bullrich o buena parte de estos irán a un voto en blanco, más considerando la falta de apoyo de la estructura radical? Con ese objetivo Milei ya le ha propuesto ser ministra de Seguridad en un eventual gobierno suyo. ¿Cómo jugarán grandes grupos mediáticos, con fuerte llegada a los votantes de Bullrich?

En en un escenario hipotético (e irreal) en el que los votos de Bullrich pasaran a Milei, este obtendría la friolera de 14.151.039 de votos, en ese caso, aunque todos los votos de Schiaretti y Bregman pasaran a Massa y este obtuviera 12.138.945 de votos, el triunfo sería de Milei. Pero la aritmética electoral no funciona así. En otro escenario, algo más realista, si Milei obtuviera los 2/3 de los votos de Bullrich, y 1/2 de los votos de Schiaretti, quedaría con 12.912.225 (49,3%), mientras que si Massa obtuviera un 1/3 de Bullrich, 1/2 de Schiaretti y todos los votos de la izquierda, obtendría 13.315.098 (50,7%), casi un empate técnico que terminaría dirimiéndose en un voto a voto.

Sin embargo, ese planteo no considera la posibilidad de que se vuelvan a incorporar personas que previamente no votaron (si bien esto no ocurrió en 2015, ya que la participación quedó casi igual, 81 y 80,7%), y tampoco considera que una importante cantidad de votantes radicales de Bullrich podrían inclinarse por votar en blanco, alterando toda la ecuación. Radicales como Lousteau y Morales, están más cerca de votar a Massa que a Milei. Suárez Lastra lo tildó de “invotable” y pidió un “liberalismo progresista y socialdemócrata”. Rodríguez Larreta cultiva una vieja amistad con Massa. Elisa Carrió pidió no votar ni a uno ni a otro. Por otro lado, es una incógnita cómo actuarán los votantes de Schiaretti, y en una elección muy ajustada, esos votos serán cruciales. Schiaretti representa los votos del antikirchnerismo cordobés, y ya tuvo ocasión de felicitar a Javier Milei. Florencio Randazzo incluso trascendió podría ser ministro de Milei.

Como viene ocurriendo en Hispanoamérica, el ballottage será muy reñido y probablemente se dirima por 1 o 2 puntos de diferencia:

-Lula venció a Bolsonaro 50,9 a 49,1

-Petro venció a Hernández 50,44 a 47,31

-Castillo venció a Fujimori 50,13 a 49,87

¿Podrá Milei contra la estructura de Unión por la Patria y del Partido Radical, ahora unidos? Esto incluye poder de fiscalización, entrega (y robo) de boletas, el rol de intendentes, gobernadores, etc. Milei carece de todo ese aparato, amén de que pueda alquilarle Mauricio Macri.

Por todos estos motivos, el escenario permanece abierto. En esos casos, y con muy poco de tiempo en el medio, suele triunfar el que menor cantidad de errores comete. Y un punto no menor: los poderes internacionales también juegan.

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