Por Ricardo Vicente López
Debo confesar que tomo prestado el título de un informe elaborado por dos muy importantes instituciones internacionales, de prestigio incuestionable. Una de ellas es OXFAM, de la cual wikipedia nos informa que:
Es una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales (ONG) que realizan labores humanitarias en 90 países. Su lema es “trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”. Fue fundada durante la II Guerra Mundial por un grupo de la Sociedad Religiosa de los Amigos, otros del activismo social y académicos de la Universidad de Oxford.
La otra es la FLACSO según wikipedia:
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) es una organización intergubernamental regional autónoma para América Latina y el Caribe, dedicada a la investigación, docencia y difusión de las ciencias sociales. Fue creada en 1957 por iniciativa de la UNESCO en la Conferencia Latinoamericana de Ciencias Sociales en Río de Janeiro.
Como he dicho en otras oportunidades, la presentación de esas dos instituciones da garantía plena de la seriedad, compromiso y rigor académico de sus informes, basados en investigaciones serias. Es necesario diferenciar esta información de tanta basura periodística que circula. No debemos perder de vista que estamos en una época en que las cantidades, índices, cuadros comparativos, estadísticas, etc., circulan por la boca o la pluma de tanto chanterío que son especialistas en todo.
Se agrega a ello la liviandad, el desparpajo, y los intereses ocultos que adaptan las conclusiones a las necesidades políticas de los grupos dominantes. De allí que, gran parte de lo que se publica, pasa a formar parte de esa catarata informativa con la cual se desinforma a gran parte del público. Para no correr ese serio riesgo, de vernos arrastrados por ese periodismo, cito siempre a los que convoco en estas notas. Pero, el ciudadano de a pie no siempre está en condiciones de hacer este tipo de distinguir unos de otros. Por ello me apoyo en el aval de esas instituciones y en sus informes.
El título completo del informe es El poder fáctico de las élites empresariales en la política latinoamericana que deja más claro la intención de sus investigadores, que la presentan con estas palabras:
El interés de este trabajo es abordar la presencia de empresarios y grupos empresariales en la política latinoamericana, en su carácter de élites económicas de poder emergente en los últimos tiempos. Esta influencia aparece como un fenómeno recurrente en la política de Latinoamérica con consecuencias políticas, ideológicas y económicas relevantes sobre el devenir de la democracia y la reproducción de la desigualdad en la región. Algunas preguntas guía de esta investigación son: ¿De qué empresarios hablamos? ¿Son grupos nacionales o representantes de multinacionales? ¿Cómo se relacionan las élites y las Cámaras Empresariales con el campo político? ¿Cuáles son los empresarios que ingresan a la política? ¿Qué prácticas son más frecuentes?
Las preguntas encierran ya todo un programa de lo que pretenden demostrar. El modo de presentarlas lleva implícito afirmaciones que no son necesarias detallar y que demuestran las hipótesis que sostienen toda la investigación. Con palabras más sencillas: no preguntan si eso grupos existen, lo dan por sabido; no preguntan si su presencia incide en las políticas públicas, preguntan en cambio: cuánto, dónde y en con qué frecuencia.
Bajo el subtítulo La democracia en América Latina está enferma propone:
Una interpretación sencilla diría que las reformas económicas neoliberales colocaron en el centro el empoderamiento del sector privado y a los empresarios como agentes del desarrollo económico y del orden social.
¿Cómo se fue operando esta intromisión, captación, sumisión, de espacios del aparato del Estado, en los países del Cono Sur? Responde:
Hubo cambios subterráneos relevantes en la relación empresarios-Estado, a partir de la década del 70’ a través de la “colonización” y la “captura” de reductos de la burocracia estatal por parte de esos sectores empresariales, o de grupos técnicos representantes de intereses privados nacionales e internacionales. Lo hicieron a través de la influencia ejercida por economistas neoliberales: los Chicago Boys y sus homólogos en los Ministerios de Economía de los países del Cono Sur. Después, durante las reformas neoliberales de los 90’ reaparecieron en puestos claves para la toma de decisiones, como Ministerios de Economía y Bancos Centrales.
Y agregan lo siguiente:
También se sumó a ello la aparición de grupos técnicos intermediarios entre conjuntos de empresarios, burocracias estatales y partidos políticos, con consultoras, think tanks, profesionales con saberes especializados y vínculos con instituciones referentes del capitalismo internacional y de las redes de gobernanza mundial.
Lo que sucedió fue una reconversión política de los empresarios hacia formas y modalidades democráticas camufladas. Esa politización de los empresarios se trasladó de los espacios ocultos del poder del Estado, en los períodos de gobiernos autoritarios, a su mimetización en los espacios de democracia en la política partidaria. Todo estos procesos fueron encubiertos por los grandes medios de comunicación que se encargaron de limpiar y/o esconder los antecedentes de muchos de esos personajes.
Debemos aceptar, con un tono autocrítico, que las democracias emergentes fueron bastante condescendientes y no cuestionaron los intereses fundamentales de la economía de mercado. De ese modo los empresarios, con pasados impresentables, fueron progresivamente insertándose como un actor económico y político con creciente visibilidad pública. El impulso de las reformas neoliberales, en un contexto de democratización, facilitó su reconversión para la competencia electoral, su politización creciente y el ascenso a posiciones de poder a través de los partidos políticos amigos.
Concluyen esta primera parte afirmando, a modo de una primera conclusión:
Las coyunturas más recientes de reacciones conservadoras y frenos al ciclo progresista, por la persistencia del peso parlamentario de los partidos de derecha y la renovación de candidaturas de empresarios en partidos empresariales o conservadores, vuelven a poner en primer plano a los empresarios como actores políticos. Todo ellos apoyados desde los grandes medios.
En una línea de investigación paralela, el Licenciado en Economía por la UBA, Tomás Lukin, que se dedica también a la vida académica como docente en la Universidad Nacional de Moreno, publica una investigación que centra el foco en la relación que mantienen los funcionarios del gobierno de Cambiemos con sus empresas de origen. El título de su trabajo habla por sí mismo: 269 funcionarios mantienen sus cargos en empresas privadas. Comienza así:
Una investigación del Observatorio de las Élites Argentinas de la Universidad de San Martín revela la participación de una multitud de funcionarios del Ejecutivo en importantes cargos de compañías nacionales y extranjeras. Existen 269 funcionarios que ocupan 890 cargos en empresas privadas. Son miembros del gobierno nacional que se desempeñan como autoridades, socios o representantes en los directorios de distintas compañías locales y extranjeras radicadas en la Ciudad de Buenos Aires. El perfil es transversal: atraviesa a los veinte ministerios y a las distintas dependencias que conforman el mapa del Estado. Existen cuatro carteras donde se destaca la presencia de funcionarios con participaciones en firmas privadas: Energía, Desarrollo Social, Modernización y Producción. La investigación mencionada revela que el 50 por ciento de los ministros convocados por Mauricio Macri ostentan cargos en empresas privadas.
La presencia de personas con trayectorias fluidas de circulación público-privada o exclusivamente privada en los altos puestos del Estado es propia de esta gestión. Son muchos, están distribuidos prácticamente en todo el entramado estatal (gabinete, empresas públicas, entes reguladores y organismos descentralizados) y a diferencia de otras etapas políticas, ocupan puestos de alta visibilidad dentro de la función pública.
La participación de funcionarios en empresas privadas expuesta en el informe del Observatorio de las Élites Argentinas se conjuga con la extendida presencia de los miembros del Poder Ejecutivo en el mundo offshore. Los investigadores trabajaron con los datos actualizados de la Inspección General de Justicia (IGJ) que depende del Ministerio de Justicia:
Aunque constataron que se trata de “cargos vigentes” reconocen que, en algunos casos, es probable que los funcionarios no se estén desempeñando en la actualidad en esos cargos pero continúen ya que las empresas no hicieron los trámites para dar la baja o, si lo hicieron, no quedó registrado. No obstante los datos permiten sostener que: “a) el criterio de reclutamiento privilegiado por la actual gestión presidencial a la hora de conformar gobierno fue el de incorporar a la gestión hombres y mujeres con experiencia en la gestión privada; b) en el gabinete nacional existe una profunda imbricación y convergencia entre posiciones de élite económica y política, y c) el grado de exposición a los conflictos de interés es elevado y atraviesa a todo el gobierno nacional”.
Un aporte muy interesante hace la Doctora en Ciencias Sociales Ana Castellani, Coordinadora del Observatorio de las Élites Argentinas (UNSAM). Ella afirma que los funcionarios presentan una extraña paradoja:
“No invierten en el país porque no confían en sí mismos. Quedó de manifiesto que la propia élite económica que forma parte de la alianza gobernante “está pero no está”, pone cuadros para administrar pero, al mismo tiempo, “mantienen sus capitales en el exterior”. Y esto es así dado que “no lograron las condiciones de confianza necesarias, razón por la cual no invierten en el país que ellos mismos gobiernan”.
La vieja sentencia bíblica sostiene que: “el ojo del amo engorda el ganado”. Acá nos encontramos perplejos, porque el “el ojo del amo” está en el exterior, el “ganado” está en el exterior… pero el “amo” a su vez vive en la Argentina y es funcionario del gobierno de Cambiemos. Debo confesarle, amigo lector, que a esta altura ya no sé cómo explicar el título de esta nota.
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