Los intereses de EEUU detrás de Macri habilitando a las FFAA en seguridad interior

Habilitar a las FFAA a participar de la seguridad interior es un viejo pedido del Comando Sur de EEUU, el que desde fines de los años ’80 viene planteando la reconversión (desnaturalización) de las mismas en base a las supuestas “nuevas amenazas”. Detrás de esta medida de Mauricio Macri se esconden los siguientes intereses de la estrategia hemisférica norteamericana:

1-Desnaturalizar a las FFAA que progresivamente dejarán de ocuparse, entrenarse, formarse y equiparse, para la Defensa de la Argentina ante potenciales enemigos estatales externos y pasarán a ser diluidas dentro de las fuerzas de seguridad (Gendarmería y Prefectura). Paradójicamente justo lo opuesto a lo que dispone la nueva doctrina de Defensa de Trump para los propios EEUU (que quita como principales objetivos al terrorismo y el narcotráfico y vuelve a poner en primer lugar a las entidades estatales potencialmente enemigas). Esto generará el efecto de corromper a las FFAA al ponerlas en contacto directo con el narcotráfico, el que se convertirá en una vía de financiación ilegal en medio de la situación de asfixia presupuestaria a la que las somete el Gobierno. Este fue el caso de México, por ejemplo, que además de la profunda corrupción en sus FFAA, nunca logró combatir eficazmente al narcotráfico y ya suma más de 200.000 muertos entre 2006 y 2017, luego de que el presidente Felipe Calderón las habilitara a ese fin siguiendo al Comando Sur. Con esta dilución de las FFAA de la Argentina, la posibilidad de defensa del país ante una verdadera agresión externa, o su disuasión, será casi nula.

2-Asegurar a los capitales norteamericanos en el país (especialmente Chevron y Exxon Mobil en zonas como Vaca Muerta) contra problemas derivados de la creciente conflictividad social. Esto se complementa con la construcción de la base militar norteamericana en Neuquén.

3-Reforzar el aparato represivo interno, bajo un escenario de mayor pobreza y exclusión social dado el proyecto de desindustrialización de la Argentina. Para este fin solo bastaría comenzar a hablar de “infiltración terrorista” en muchas de las organizaciones sociales que protestan. Al mismo tiempo, al reemplazar a Gendarmería y Prefectura en zonas de frontera, libera a estas para poder ejercer con mayor número de efectivos la represión interna de la protesta social. Solo con los gendarmes liberados de la custodia de represas hidroeléctricas, por ejemplo, el Gobierno contará con 1000 efectivos más para represión interior.

4-Incrementar y naturalizar la participación de militares norteamericanos en Argentina, ya que será la industria militar norteamericana quien proveerá las armas y el Comando Sur los entrenamientos para estas “nuevas funciones”. Esta naturalización está estrechamente relacionada con el despliegue de bases militares en zonas estratégicas de nuestro país.

Como intereses coadyuvantes pero más coyuntarles:

1-Habilitar un jugoso negocio inmobiliario con la venta de los terrenos de cuarteles militares que se irán cerrando. Se planea dividir el territorio nacional en 3 teatros de operaciones: Norte, Centro y Sur, reagrupando los cuarteles y cerrando muchos de ellos. Esto también le permitirá al Gobierno avanzar con su recorte del gasto público, tal como viene reclamando el poder financiero transnacional.
2-Hacer una demostración de fuerza ante el FMI al implementar este tipo de medidas represivas como reaseguro de la aplicabilidad del severo plan de ajuste, más allá del caos social que pueda generar.

El plan original de Macri, siguiendo directivas del Comando Sur era directamente traspasar personal de las FFAA a Gendarmería y Prefectura, pero si bien esto habría implicado un salario mayor para los efectivos, desde las mismas FFAA se lo rechazó. Una delegación se reunió en junio de este año con Aguad para transmitirle lo inadecuado de dar ese paso, ya que además de las dificultades legales y las diferencias de formación técnica también sería un claro camino de disolución.

“Los militares no podemos, por cuestiones normativas y de reglamentación, ocuparnos de seguridad interior”, había declarado el jefe del Ejército, Claudio Pasqualini, a fines de mayo de este año. “Llevaría tiempo poder implementar cambios en las tareas del Ejército. la misión del Ejército es proteger los intereses vitales y nuestra soberanía, y asegurar la supervivencia de la Nación ante el sinnúmero de amenazas que pueden aparecer”, opinó el jefe militar, mostrando el malestar con esta desnaturalización.

“La reconversión de las Fuerzas Armadas tiene que ver con el nuevo redespliegue de las fuerzas en el territorio, reconvertir las nuevas hipótesis de conflicto que ya no existen y empezar a trabajar sobre las nuevas amenazas que no están vinculadas con otros países, sino con el concepto más moderno de ataques que es la instalación de bandas de narcotráfico en el territorio o con el terrorismo internacional, siempre y cuando afecten la defensa”, afirmó el ministro de Defensa, Aguad.

Se plantean varias etapas con varios años para su implementación:
1-Reconversión del Estado Mayor Conjunto, con eliminación de estructuras y cierre de cuarteles. Supresión de comandos intermedios.  Creación de una “Fuerza Aérea Única”, unificando el poder aéreo de las tres fuerzas. Creación de una “unidad de despliegue rápido” para todo el país, con 10.000 uniformados para “apoyo logístico” a las fuerzas de seguridad.
2-Reorganización de todas las unidades militares y cambios en los planes de la carrera militar.

Con este objetivo, Macri derogará el decreto 727 de Néstor Kirchner y Nilda Garré de 2006, habilitando a las FFAA a combartir cualquier “agresión externa”, sin necesidad de que haya otro Estado detrás de la misma, lo que abre las puertas la “lucha contra el narcotráfico” y el “terrorismo”. El nuevo decreto dirá: “En el caso de las misiones establecidas en la Ley N° 24.059, el MINISTERIO DE DEFENSA considerará como criterio para las previsiones estratégicas, la organización, el equipamiento, la doctrina y el adiestramiento de las FUERZAS ARMADAS, a la integración operativa de sus funciones de apoyo logístico con las FUERZAS DE SEGURIDAD (…) entiéndase que las FUERZAS ARMADAS y/o las FUERZAS DE SEGURIDAD podrán custodiar los objetivos estratégicos a los que hace referencia el artículo 31 de la Ley N° 23.554.”

Todo este despliegue militar en seguridad interior a solicitud del Comando Sur viene de larga data. Sergio Massa (otro incondicional de la Embajada norteamericana) de hecho hizo de esto una de sus propuestas de campaña a presidente en 2015:

Y el mismo Mauricio Macri así lo pedí mientras era Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:

Según publica el portal mexicano Aristegui Noticias: “A muchos oficiales jóvenes del Ejército -de coronel para abajo- nos repugna que Estados Unidos instale cuatro bases militares e instruya a policías argentinos, sin autorización del Congreso”, declaró la fuente anónima a Aristegui Noticias, tachando la posible connivencia por parte del Gobierno de “una entrega desvergonzada de la soberanía nacional”.

El propósito del Comando Sur de los EEUU es “proporcionar planificación de contingencia, operaciones, y cooperación en seguridad” para América Central, del Sur y el Caribe, así como también “proteger los recursos militares de EE.UU. en estos lugares” y de asegurar la defensa del Canal de Panamá (lo que explica los recientes acontecimimentos en Nicaragua, donde EEUU viene financiando un levantamiento contra el gobierno de Daniel Ortega para impedir el acuerdo con China por un canal de navegación interoceánico que competiría con el de Panamá).

Según el almirante Kurt W. Tidd, máxima autoridad del Comando Sur, “redes criminales y extremistas continúan amenazando la estabilidad regional y nuestra seguridad nacional (…) Hemos estado observando a Hezbolá por varias décadas, porque, como podrán reconocer, ha estado presente en el hemisferio por un tiempo ya, involucrados principalmente en actividades criminales que apoyan sus actividades terroristas en el exterior (…) Argentina ahora interviene con determinación y ha jugado un rol crítico”. Esta supuesta y nunca probada presencia de Hezbollah en la Triple Frontera ha servido de excusa para establecer una base militar norteamericana en la zona, coincidentemente sobre el Acuífero Guaraní. De acuerdo a la Fundación Aquae, el Acuífero Guaraní es el tercer reservorio de agua dulce más grande del planeta.

La tercera base militar de EEUU estará en Tierra del Fuego. Así se expresaba quien era el viceministro de Defensa de Argentina en 2016, Ángel Tello: “También es posible avanzar en la cooperación antártica. Queremos que la ciudad de Ushuaia se convierta en una base logística para apoyar las tareas científicas en la Antártida”.

La Argentina con Macri ya no es solo una neocolonia en sus aspectos políticos, económicos y financieros, sino también militares, al someter a su aparato de Defensa a los exclusivos intereses de los EEUU.

 

 

 

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