Trump nominó para la Suprema Corte de EEUU a Amy Barrett, católica practicante provida. Su designación podría ser decisiva para la elección presidencial 2020

Donald Trump nominó a la juez Amy Coney Barrett a la Suprema Corte de EEUU, una mujer católica practicante provida de 47 años. El Senado debe aprobar si cubre la vacante que dejó la magistrada liberal progresista feminista Ruth Ginsburg, fallecida hace una semana. De confirmarse por el Senado, la Corte quedaría con un balance de seis ministros conservadores (Thomas, Kavanaugh, Gorsuch, Alito, Roberts, y Barrett) contra tres liberales (Beyer, Kagan, y Sotomayor), una tendencia que podría mantenerse durante varias décadas, ya que los cargos en la Corte Suprema son vitalicios y los tres últimos jueces nominados por Trump tienen menos de 55 años.

Como católica practicante, es una ferviente opositora a la legalización del aborto y considera que su “carrera legal no es más que un medio para un fin y ese fin es la construcción del Reino de Dios”. En ese sentido, la nueva conformación de la Corte podría significar la futura derogación del fallo Wade vs Rode, que legalizó el aborto en los EEUU en el año 1973.

La nueva conformación de la máxima instancia del Poder Judicial de los EEUU será importante en la crucial elección presidencial de noviembre, en la que ambos contendientes se vienen acusando mutuamente de fraude, por lo que, en caso de un resultado reñido e impugnaciones, probablemente sea el Poder Judicial el que termine determinando al ganador.

“Creo que esto va a terminar en la Suprema Corte”, dijo el propio Trump hablando sobre la elección con la prensa.

Sobre la futura jueza, Trump sostuvo que es “una de las mentes legales más brillantes del país”.

La nominación incidirá sobre el público votante católico norteamericano, al que el arzobispo y ex nuncio apostólico Carlo María Vigano, le pidió pocos días atrás: “todos los católicos estadounidenses, que ven en el presidente Donald Trump al mayor defensor de los valores supremos de la civilización cristiana: de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural; de la familia natural compuesta por un hombre y una mujer y niños; y del amor a la patria: ¡Una nación bajo Dios! Y, lo más importante, defiende el derecho a practicar libremente nuestra Fe, lo que nos permite honrar más plenamente a Dios. Las elecciones presidenciales de noviembre representan un desafío trascendental, un desafío bíblico, cuyo resultado será decisivo no solo para los Estados Unidos de América sino para el mundo entero”. El ex representante del Vaticano en los EEUU, continuó: “Es necesario que todos ustedes, católicos de EEUU, sepan bien el papel que la Providencia se ha dignado encomendar a su Presidente, y que sean conscientes de la extraordinaria batalla que él está preparando para luchar contra las fuerzas demoníacas del estado profundo y contra el Nuevo Orden Mundial”. Para luego dirigirse directamente a Trump diciéndole: “Estoy a tu lado con ferviente oración, junto con millones de católicos y con todas las personas de buena voluntad en todo el mundo. Nuestra confianza descansa en Dios, el Todopoderoso, cuya mano diestra siempre hace maravillas”.

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