Reconcíliese usted, diputado Massot

Por Ana Laura Zavala Guillén *

El tema de los delitos de lesa humanidad no debe convertirse en prenda de una negociación política, menos aún por aquellos que tienen lazos familiares con los genocidas.

En una entrevista publicada el día 21 de enero, el diputado nacional Nicolás Massot llamó al perdón de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico militar en Argentina, a hacer como Sudáfrica y alcanzar la reconciliación. Señaló que el perdón es una cualidad de personas que practican religiones, pero también de agnósticos y ateos. Que no hay interpretaciones sobre lo ocurrido en los 70, sino hechos, sólo historia, como si la historia no fuera contada por seres humanos, como usted y como yo, pero desde el poder. Como si todo tuviera que ver con todo algunas comparaciones parecen inviables: la dictadura argentina con el apartheid, y la señalización del modelo sudafricano de justicia transicional como exitoso.

Como diría mi supervisor doctoral, falta lectura para sustentar algunas afirmaciones. En este sentido, en el modelo de perdón impulsado en Sudáfrica, y cuasi-amnesia, parecen encontrarse las raíces de los altos índices de violencia y criminalidad actuales que azotan dicho país, sin contar los traumas exacerbados causados a las víctimas, por la obligación, que pesa sobre sus cabezas, de perdonar a sus victimarios. Asimismo, como señalan autores como Lederach e Ignatieff, la reconciliación sólo podría ser pensada como un camino si los victimarios demuestran arrepentimiento y voluntad de contribuir a la verdad de los crímenes cometidos, cuestión que no ha sido observada en la conducta de los genocidas argentinos, y tampoco demandada políticamente con la vehemencia que usted, Massot, exige el perdón de las víctimas y de la sociedad argentina.

También, en torno a sus llamados de perdón, me pregunto si usted, como diputado nacional, ha tenido la oportunidad de hacer un tránsito por el horror de lo sucedido durante los años 70 en nuestro país. Una aproximación, me corrijo, porque como diría Primo Levy en relación al genocidio nazi, sólo aquellos que fueron asesinados en las cámaras de gas y en los campos de exterminio, y no están aquí para contarlo, han conocido el mal en su máxima expresión. Nosotros sólo somos en algunos casos, sobrevivientes, testigos directos, y en otros casos, testigos de oídas, de lo sucedido en Argentina durante la última dictadura.

Mientras escribo estas palabras, releo para mí un informe de antropólogos forenses que tengo sobre mi escritorio. Ahora la ciencia forense nos permite, diputado Massot, como usted señala en su entrevista, no discutir visiones sino hablar de hechos. Así, la ciencia forense nos permite saber que una mujer embarazada de 6 meses fue torturada hasta abortar, ejecutada de un disparo en el cráneo a menos cinco centímetros de distancia, luego de ser forzada a parir en crueldad, para ser enterrada como NN junto a su niño no nacido, y a otros dos cadáveres masculinos.

Quisiera darle más detalles, aunque voy a ahorrárselos, para que siga conservando su buen sueño, sin dejar de recordarle que el jefe de sus victimarios se encuentra disfrutando de arresto domiciliario y, esto sí, debería consternarlo. Quizás usted crea señor Massot, que se encuentra de alguna manera autorizado o habilitado para perdonar en nombre de esa mujer y su niño no nacido. Si así lo considera, hágalo Massot, pero usted solo, no lo proponga entonces desde su banca de diputado como una política de estado y de justicia transicional.

Lo que voy a pedirle también es que no hable en nombre de nuestra generación, la que usted dice ni siquiera vivió esa época. Generación que tiene que seguir dedicándole tiempo a las llamadas atrocidades en masa, en vez de a temas de actualidad, como la inflación, la pobreza y la informalidad laboral. Quizás sea porque aquellos que hemos estudiado con rigurosidad procesos de justicia transicional y acompañado a víctimas de conflictos armados y dictaduras, aquí y allá, comprendimos que el presente y sus males se explican, de una u otra manera, por las atrocidades cometidas en el pasado, y que, en sus paliativos y remedios, encontraremos también, las claves del futuro y la paz social.

* Ana Laura Zavala Guillén –  Abogada – Magister en Derechos Fundamentales (Universidad Carlos III de Madrid) y en Resolución de Conflictos (Universidad de Bradford, Reino Unido). Trabajos publicados en Postgraduate Researcher de The University of Sheffield, Geography and Law: Notas sobre el juzgamiento de la criminalidad económica de la última dictadura militar en Argentina; Que mi cuerpo no sea utilizado en contra de mis victimarios: el caso “Vázquez Ferrá” y los límites a la búsqueda de justicia y verdad.

Fuente: www.pagina12.com.ar – 30-1-18

 

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