Rafael Correa, crítico con el feminismo: “En Brasil con el #EleNão le subieron 6 puntos a Bolsonaro”

El ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, volvió a plantear sus críticas hacia las corrientes que priorizan las contradicciones secundarias de género (algo que no le preocupa al poder real) por sobre las contradicciones principales que generan la pobreza en nuestros pueblos y cuestionó también el uso de estrategias que generan rechazo en las mayorías populares: “Para mí la cuestión social en el continente más desigual del planeta, es la primera cuestión moral. Pero en Brasil, por ejemplo, hubo una gran marcha antes de las elecciones, contra el moralismo de Bolsonaro y las chicas fueron con el torso desnudo, a pedir el aborto, el matrimonio igualitario. Le subieron 6 puntos a Bolsonaro. Antes de ponernos a discutir estas cosas que están en la frontera del debate, discutamos cosas evidentes como la desigualdad de derechos. El además ha cogido la insatisfacción de la gente en temas que la izquierda nunca habla por purismo, como la seguridad.¿Por qué la izquierda no enfrentó más claramente ese problema para evitarlo? Es una torpeza política”.

En una entrevista publicada por Página 12, Correa reflexionó: “busquemos la igualdad de  derechos, salariales, políticos pero no podemos ser iguales en todo, biológicamente no somos iguales (…) Antes del aborto hay mil cosas que pasan antes, como la injusticia o la pobreza. Para llenar un tarro si metes primero arena, lo fino, y luego metes rocas, entra menos que si primero metes lo grande y luego lo fino”.

Con respecto al creciente poder de sectores evangélicos, el ex presidente afirmó: “Te diría que la iglesia evangélica encontró esas bases que la izquierda no atendió. Cuando la gente se asusta por ciertas posturas busca otra cosa y cuando ve que no tiene perspectivas de cambio, se deja convencer de que así tiene que ser y encuentra refugio en estas iglesias. Es difícil, a los dirigentes políticos nos acusan de no haber sido dirigentes espirituales. Que no cambiamos los hábitos de consumo, que nos enfocamos en el materialismo y no en lo espiritual del asunto. Pero bueno, sí quizás dejamos espacios para que los ocupen estas posturas radicales, como la de Bolsonaro”.

Ya en 2014 se había referido en contra de posturas “fundamentalistas”, había pedido “que dejen a los niños en paz”, y, siguiendo al Papa Francisco, la necesidad de promover a la familia como célula básica de la sociedad: “¿Me van a decir conservador por creer en la familia? Pues creo en la familia, y creo que esta ideología de género, que estas novelerías, destruyen la familia convencional, que sigue siendo y creo que seguirá siendo la base de nuestra sociedad.” Y añadía:  “¿Ustedes saben lo que se llama ideología de género? Se enseña en algunos colegios y que mantienen algunas asambleístas nuestras. Yo respeto mucho eso. Pero lo que tampoco es correcto es que lo traten de imponer sus creencias a todos, el que básicamente no existe hombre y mujer natural, el que el sexo biológico no determina al hombre y a la mujer, sino las ‘condiciones sociales’. Y que uno tiene ‘derecho’ a la libertad de elegir incluso si uno es hombre o mujer. ¡Vamos, por favor! ¡Eso no resiste el menor análisis! ¡Es una barbaridad que atenta contra todo! Pero se mantienen en eso. Y respetamos mucho su criterio: pero no traten de imponerlo al resto, y no se lo impongan a los chicos, porque hay gente que está enseñado eso a nuestros jóvenes, y lo que sí les puedo decir es que académicamente son barbaridades que no resisten el menor análisis. Verán que por lo que estoy diciendo voy a ser el carvernícola, que no estoy a la vanguardia del pensamiento civilizatorio… A otros huesos, cuentos… Todos luchamos por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero otra cosa son estos movimientos feministas fundamentalistas”.

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