La Agencia de Inteligencia complicada en el escándalo de Natacha Jaitt

El republicanismo de Cambiemos muestra su lado más oscuro en este tipo de maniobras ilegales. Apela a lo peor del Servicio de Inteligencia. Sus aliados se escandalizan, pero no van más allá.

La cola envenenada del escándalo que detonó la mediática Natacha Jaitt, que enchastró a famosos, empresarios y periodistas, terminó golpeando a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), acaso su lugar de origen. La periodista Mercedes Ninci, que sufrió en el programa de Mirtha Legrand los ataques de Jaitt, reveló que en los cortes la mediática recibía instrucciones de la espía Ana Polero, una agresiva tuitera ultra macrista que suele atacar a quienes publican informaciones críticas sobre el Gobierno.

Polero trabaja como jefa de correctores de un portal de noticias y por eso suele presentarse como “periodista”. Pero el canal de noticias TN reveló que al menos durante tres meses durante el año pasado fue contratada en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

LPO pudo confirmar de fuentes al tanto de su designación que reportaba al fiscal Eduardo Miragaya, un hombre muy cercano a la número dos del organismo de inteligencia, Silvia Majdalani.

Miragaya arrastra desde los años del menemismo una historia muy polémica y hasta quedó  comprobado en una causa que enviaba cartas con amenazas a su colega Guillermo Marijuán, cuando investigó durante el menemismo una red de jubilaciones truchas con epicentro en La Rioja.

Majdalamni designó a Miragaya como director de Inteligencia sobre Delincuencia Económica y Financiera. Un puesto importantísimo que le permitió trabar relaciones con importantes empresarios. El problema es que se pasó de la línea con hombres de negocios cercanos al presidente y el propio Macri ordenó su despido. Sin embargo, según supo este medio, sigue vinculado a la AFI de manera informal.

El periodista Carlos Pagni, uno de los afectados por la operación de desprestigio montada, se ocupó en numerosos artículos de subrayar la insólita designación de Miragaya, en un Gobierno que dice haber llegado para cambiar los peores vicios de la política. Pagni incluso anticipó en un artículo quienes eran objetos actuales de espionaje ilegal, que curiosamente coinciden en algunos casos con los afectados este caso, como el legislador porteño Gustavo Vera.

En el border programa organizado por el nieto de Mirtha Legrand, Jaitt confesó que le pagaron para que “investigara” y siguiera a Pagni. Se trata de una actividad ilegal, prohibida por la ley de Inteligencia Nacional. No es la primera vez que ocurre. Y de hecho, según pudo averiguar LPO, algunos actores se repiten. Otra vez surge el nombre de C3 Consulting, una firma en la que aparece como dueño Leonardo Scaturrice, pero tiene accionistas mucho más poderosos y extiende su influencia al negocio de la vía pública. Esta firma, protagoniza la megacausa de espionaje ilegal conocida como Dark Stark, que contiene cientos de horas de escuchas y revela el espionaje ilegal a gente tan disímil como Jorge Lanata, Amado Boudou y Elisa Carrió.

Carrió incluso volvió a ser víctima de este espionaje ilegal cuando viajó a Paraguay a investigar los presuntos nexos de Aníbal Fernández con el narcotráfico de ese país. Y  Majdalani otra vez quedó en el centro de las sospechas, porque el delegado de la AFI en ese país, Luis Guinle, es una persona de su íntima confianza.

Espionaje y trolls

El escándalo vuelve a traer además otro elemento central del lado más oscuro del macrismo. El uso de trolls en las redes sociales para manipular a la opinión pública y desprestigiar tanto a rivales políticos, como a periodistas y líderes de opinión incómodos. Un escándalo que incluso adquiere gran actualidad porque se empalma con el escándalo de Cambridge Aanlitycs y el robo de información de usuarios de la red social de Facebook, pieza central del laboratorio de campaña del PRO. De hecho, esa polémica compañía anglo-norteamericana que lidera el británico Alexander Nix -al parecer un ex espía- tuvo conversaciones con la primera línea de las campañas macristas.

El uso de redes para atacar a aquellos que ocasionalmente puedan expresar una crítica al Gobierno fue denunciado hasta por Amnistía internacional. LPO sufrió en carne propia esos ataques desde Twitter y de manera particularmente insistente por parte de la propia Ana Polero, que ahora desenmascarada, decidió ponerle un candado a su cuenta.

Cuando este medio publicó el polémico uso del helicóptero presidencial para llevar al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, a la quinta que estaba utilizando en un exclusivo country de Pilar, se desató un feroz ataque en las redes que incluyó entre sus actores más agresivos a la propia Polero.

Este medio ya había advertido el año pasado que este tipo de prácticas lejos de proteger o beneficiar al presidente, lo desprestigiaban y tarde o temprano podían causarle un dolor de cabeza mayor.

Fuente: www.lapoliticaonline.com – 5-4-18

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