Hispanoamérica, su historia y su porvenir: del heroísmo a la denostación permanente. Por Patricio Lons

Por Patricio Lons

“Con la Leyenda negra, la Reforma se ingenió en denigrar la empresa más grande y más noble que conocen los siglos”
-Eva Perón

Tanto los españoles como los hispanoamericanos, suelen condenarse a sí mismos, en cuanto análisis realizan de su realidad actual y de su pasado. Parece que todo lo hubieran hecho mal, como si la cultura española hubiese estado condenada ab initio a la falta de objetivos y a la ineficiencia.

Las críticas constantes a las empresas civilizadoras acometidas en todo el mundo, nunca profundizan en los acontecimientos. Le llaman saqueo al intercambio que hacían entre indios y blancos. Gracias al uso del caballo, el buey, el arado y la herradura que compraban con metales americanos, los aborígenes pasaron de cuarenta a un solo día para sembrar una hectárea de tierra. De matarse, someterse y comerse unos a otros, los pueblos precolombinos, antes dispersos y sin sentido de pertenencia a un territorio común, se convirtieron en una civilización compartida con Occidente y se unificaron continentalmente en lengua y religión.

¿¡Que hubo abusos?! Siempre los hay entre los hombres. Hoy cualquier argentino o español, sufre el saqueo de los políticos que soportamos desde hace unos cuarenta años. Pero de la plata extraída solo se iba a España el “Quinto real”, evaluado entre un 7 % y un 20%, cuando los políticos actuales saquean hasta más de un 50% de los ingresos de todo productor y le dejan un 100 % de incógnitas sobre el futuro que le espera. Con aquel Quinto real, cuando en las trece colonias inglesas en América se fundó Harvard, en las Indias españolas ya había unas veinte universidades, y cuando España se fue, le había dejado al Nuevo Mundo veinticinco universidades y toda una infraestructura de gobierno.

La corona española fue el imperio más grande de la tierra. Construido de forma transversal a los demás antes conocidos, desarrollado de norte a sur, lo que no es un dato menor, pues esta condición es lo que lo convertía en el árbitro geográfico del orbe, con una moneda universal que circulaba hasta en China y otras regiones de Asia que le permitió crear una economía global.

Parece que el mal debía destruirnos para llevar a la Humanidad al actual desorden mundial. La geografía, la moneda y ser los árbitros civilizadores de medio orbe fueron las causas que movilizaron a sus enemigos. Tan errada no estuvo su obra, pues a pesar de que el imperio fue balcanizado en más de veinte países, estos no se libanizaron en guerras sin fin entre estados, tuvieron muchas menos guerras internas que los europeos, gracias a compartir una fe y una lengua. El período de la Cristiandad Hispánica en América, caminó junto al idioma y eso le dio conciencia continental a todos sus habitantes. Y eso es herencia de la Madre Patria. Que muchos hombres y mujeres del mundo consiguieran en esta tierra labrarse una vida, también lo fue.

Como dijo Eva Perón:

“La Leyenda negra con la que la Reforma se ingenió en denigrar la empresa más grande y más noble que conocen los siglos, como fueron el descubrimiento y la conquista, solo tuvo validez en el mercado de los tontos o de los interesados. A nadie engañó que no quisiera ser engañado.
Somos, pues, no sólo hijos legítimos de los descubridores y conquistadores, sino herederos de su gesta y de la llama de eternidad que ellos transportaron por sobre los mares. …Este es mi homenaje al pueblo que nos dio el ser y nos legó su espiritualidad. ¡Bendito sea!”.

Argentina, España, Guinea Ecuatorial, Dos Sicilias, Filipinas y todo el mundo ibérico, nacieron y fueron forjadas en las creencias fogueadas en ochocientos años de terribles luchas por la Reconquista, que por justicia no pueden ser olvidadas. Si estas naciones dejan de criticarse tanto, analizan fríamente sus errores pero para poder valorizar sus muchos aciertos, encontrarán ese sol que las hermane para fundirse en un espíritu común y fundar con optimismo la grandeza de su porvenir.

La sociedad moderna vive en ingravidez de una falta de objetivos como civilización, nada mejor que buscarlos en su propia historia y tradición para volver a orientarse.

*Texto original escrito para Comunidad Hispanista