¿Es posible una salida peronista para Vicentin? ¿Es posible un IAPI del siglo XXI? Por Rodolfo Pablo Treber

Por Rodolfo Pablo Treber

No es noticia que el comercio exterior argentino se encuentra totalmente privatizado, es un hecho que cumple 30 años ya. Lo que sí debe ser noticia, llamarnos poderosamente la atención, alertarnos, es que no se tenga ni la más mínima voluntad de recuperarlo. Porque por nuestros puertos de desangra la Patria, salen riquezas a granel e ingresan los productos manufacturados, que quitan el trabajo a los argentinos, en porta contenedores.

Hambre y pobreza encuentran su causa en el comercio exterior. En lo que atañe a granos, cereales y aceites, 7 empresas privadas dominan el 75% de las exportaciones. Cargill, EEUU (14%), COFCO, China (13%), Archer Daniels Midland, EEUU (11%), Bunge, EEUU (10%), Aceitera General Deheza, Argentina (9,5%), Vicentín, Argentina (9%) y Dreyfus de Francia con el 8,5% de participación.

Vicentín, es la segunda empresa más grande argentina del sector agro exportador. Fundada a fines de la década del 20, creciendo al calor del modelo agroexportador (década infame), beneficiándose de las políticas de las dictaduras militares (55 y 76) y la liberal década del 90, oponiéndose activamente a los movimientos nacionales por ser socia minoritaria y cómplice del imperio de turno. Empresa capitalista sin Patria ni frontera, sin más interés que el lucro y la acumulación.

Esta calificación le cabe a cualquier empresario capitalista, sea Vicentín o cualquier otro de la lista.

En el siglo pasado, teniendo plena conciencia de esto, Perón crea el IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio) para ejecutar la voluntad soberana de la Patria en el comercio exterior.
Entendiendo que, en el comercio internacional, por sus grandes distancias y factor de escala del negocio, la logística y comercialización superan el poder político de la propiedad. Que lo verdaderamente importante no era quien producía, sino qué, cómo, a qué precio y a quién. Y eso se regula a partir de la logística (Creación del Astillero Río Santiago y Nacionalización de los Ferrocarriles, 1948) y la comercialización (IAPI Y Nacionalización de la Banca, 1946).

La estafa al Estado que ocasionaron Macri – Vicentín, y la cesación de pagos de la empresa ante bancos públicos, abre distintas posibilidades a analizar:

1 – Expropiación de la empresa por falta de pago: El Estado se quedaría, a bajo costo, con una empresa de gran porte y con amplia participación en las exportaciones. Sin embargo, al no dominar logística y comercialización, el resto de los agentes multinacionales podrían, fácilmente, apropiarse de la porción del negocio, que hoy corresponde a Vicentín, para que no quede asentado un precedente digno o exitoso de una empresa estatal en el rubro.
Por lo tanto, la medida, a la que no le faltaría justicia ni aceptación, resultaría impotente sin participación de Empresas del Estado en logística y comercialización.

2 – Salida Keynesiana: Aceptar una reestructuración de su deuda (maquillándola con un punitorio o sanción menor), absorbiendo por parte del Estado, del Pueblo, costos y pérdidas de la estafa para salvar a la empresa y que vuelva a operar con normalidad.

3 – Salida Liberal: Aprovechar la crisis de la empresa para bajar su precio y permitir la venta a una más grande, de capitales extranjeros, y profundizar el dominio multinacional sobre nuestro comercio exterior (Glencore, multinacional suiza de capitales británicos, ya se anotó). Esta sería, por lejos, la más dañina; porque a pesar de la nociva descripción de la empresa, al tener su casa matriz y cuenta corriente dentro del país, una mínima parte, reinvierte y queda acá. Mientras que, en el caso de la empresa radicadas en el extranjero, las ganancias se van, 100%, allende los mares.

4 – Salida Peronista: Enfrentar el verdadero conflicto, que no es Vicentín ni ninguna otra empresa en particular. Enfrentar la situación colonial de nuestra Patria, el total dominio de EEUU y China sobre el comercio exterior, la ausencia de la logística estatal y la subordinación política a las multinacionales navieras.

La salida peronista es crear un IAPI del siglo XXI y recuperar el manejo soberano de nuestro comercio exterior. Dejar de esperar, pasivos y angustiados, a que la oligarquía terrateniente, liquide las divisas de la venta de sus (nuestras) cosechas.

Entonces, solo entonces, se podrá afirmar que la política, la soberanía nacional, el interés común, prevalecen sobre el afán de lucro y el mercado en nuestro comercio exterior. No antes.

Los intentos de regulación a través de normas e impuestos son débiles e insuficientes. La inversión extranjera directa y el endeudamiento externo que impulsa el liberalismo son peores todavía.
Hay que expulsar a Friedman – Keynes y volver a San Martín – Rosas – Yrigoyen – Perón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.