El think tank globalista RAND, ligado al Pentágono, adelanta una escalada de futuros ataques a Rusia. Por Alfredo Jalife Rahme

Por Alfredo Jalife Rahme

El ‘think tank’ RAND aboga por tomar una serie de medidas para debilitar a Rusia explotando sus vulnerabilidades en el ámbito económico mediante la manipulación de los precios del petróleo que afecten su presupuesto de defensa, así como la imposición de sanciones cada vez más asfixiantes y el incendio de conflictos en su “periferia inmediata”. Varios de los puntos que aborda un documento de 354 páginas del think tank militarista RAND Corporation, de 2019 —auspiciado por su “división de investigación del Ejército”—, se han implementado hasta la fecha, notoriamente en la “periferia inmediata”, con el fin de debilitar a Rusia, como son las desestabilizaciones de BielorrusiaNagorno-Karabaj, Kirguistán, el Cáucaso, Siria, Asia Central, Moldavia, Ucrania, etc.

Su finalidad es usar “una amplia gama de medios posibles para que se extienda Rusia” cuando la estrategia de defensa nacional del Pentágono reconoce que EEUU se encuentra enfrascada en una competencia de grandes poderes con Rusia, además de China.

El propósito de RAND es definir los rubros donde EEUU puede competir en sus propios términos basado en datos de fuentes occidentales y rusas, donde examina las “vulnerabilidades y angustias” de Rusia en los ámbitos económico, político y militar.

RAND analiza las opciones políticas potenciales para explotar las debilidades de Rusia desde el punto de vista ideológico, económico, geopolítico y militar (espacial/marítimo/terrestre).

El reporte reconoce que la mayor parte de los “pasos” son de corte “escalatorio”, cuya mayoría probablemente conlleven a inmediatas medidas rusas de “contraescalada”.

Varias de las políticas adoptadas por EEUU, que supuestamente siempre lleva la batuta y la iniciativa en estos escenarios, podrían desembocar en “reacciones adversas de otros contrincantes de EEUU, más notablemente China”, que podrían presionar a Washington.

El rubro más “atractivo” de las opciones políticas de EEUU —que contempla los “mayores beneficios, la mayor probabilidad de éxito y el menor de los riesgos”— son en el “ámbito económico”, mediante “una combinación de impulsar la producción de energía de EEUU y las sanciones multilaterales” contra Rusia.

Los riesgos serían “significativos” con la aplicación de “medidas geopolíticas para atraer a Rusia a sobrextenderse“, lo cual rememora el libro clásico del historiador británico Paul KennedyEl ascenso y descenso de las grandes potencias: cambio económico y conflicto militar de 1500 a 2000, cuya tesis seminal radica en que los imperios sucumben cuando se “sobrextienden”.

También RAND admite que las “medidas ideológicas para socavar la estabilidad del régimen” comportan un alto riesgo.

En el ámbito militar, sostiene que existen “varias opciones que podrían mejorar la disuasión de EEUU y tranquilizar a los aliados estadounidenses”, aunque tales medidas sean susceptibles de que “Rusia se extienda” cuando “Moscú no busca la paridad con EEUU en la mayor parte de los rubros militares”. Este punto es muy discutible ya que RAND desdeña el notable avance de Rusia en armas hipersónicas que explaya Andréi Martyanov en su libro Perder la supremacía militar: la miopía de la planificación estratégica estadounidense cuando Rusia llevaría una ventaja de 10 a 20 años al Pentágono que parece haber optado por el síndrome del avestruz al respecto.

A juicio de RAND, las dos principales debilidades de Rusia radican en el ámbito económico:

  1. “Su máxima vulnerabilidad en cualquier competencia con EEUU es su economía que comparativamente es pequeña y altamente dependiente de sus exportaciones de energía”.
  2. “La mayor angustia del liderazgo ruso se centra en la estabilidad y durabilidad del régimen”.

Las “medidas más promisorias para presionar a Rusia” se focalizan en los ámbitos de la producción energética y la presión internacional, ante lo cual RAND aconseja dos medidas nodales:

  1. “Continuar la expansión de la producción de energía de EEUU en todas sus formas, incluyendo la energía renovable, e incitando a otros países a imitarlo para maximizar la presión sobre la recaudación de las exportaciones rusas y así afectar sus presupuestos nacional y de defensa”: esta medida es la de “menor costo y/o riesgo”.
  2. Las sanciones pueden también limitar el potencial económico de Rusia que para ser “efectivas necesitan ser multilaterales, implicando a la Unión Europea, que es el principal comprador ruso y la mayor fuente de tecnología y capital, mucho más que EEUU en estos rubros”.

Estas dos medidas anteriores son muy discutibles cuando Rusia practica una complementariedad geoeconómica con China, la máxima superpotencia económica del planeta cuando se mide su PIB por su poder adquisitivo.

Otro tipo de medidas que recomienda RAND versan en los ámbitos “ideológico e informativo” cuando la “preocupación añeja de Rusia” yace en la “vulnerabilidad de su población a las amenazas de la información“, lo que los “rusos temen como propaganda occidental”.

Así las cosas, RAND aconseja una vigorosa “campaña occidental de información” que socave aspectos esenciales del régimen y que se centre en temas como la endémica corrupción.

De todas maneras, RAND considera que esta estrategia de desinformación puede ser “riesgosa”, ya que alentaría a que Moscú “expanda” —la otra cara de la moneda— la desestabilización de los “sistemas democráticos occidentales”, lo cual pudiera desembocar en una “segunda guerra fría ideológica entre Rusia y Occidente”, donde la “desescalada pudiera ser difícil”.

A mi juicio, el problema de Rusia, que ostenta una economía cuantitativamente similar a la de Alemania, se debe a su debilidad financiera cuando carece de bancos competitivos a escala global, a diferencia de China que hoy tiene los cuatro primeros bancos del planeta que han dejado muy atrás a la otrora hegemónica banca anglosajona.

La segmentación que opera RAND es muy artificial cuando al final del día la verdadera competencia se escenifica en forma holística y multidimensional.

Al corte de caja de hoy, hasta donde hemos visto, las asfixiantes “sanciones” de EEUU —desde la dupla Obama Hillary Clinton, hasta la fecha con Trump, Pompeo, Esper y Mnuchin debido al contencioso de Crimea—, no han producido los resultados deletéreos esperados por EEUU.

Cuando RAND publicó su controvertido reporte para debilitar a Rusia por medios “no violentos”, lo cual suena muy confortable, EEUU no había alcanzado las cumbres borrascosas de su fractura social que probablemente se profundicen con la elección presidencial del 3 de noviembre y que pueden llevar ominosamente a su nada descabellada balcanización.

El imperio romano, si releemos a Edward Gibbon, no sucumbió ante sus enemigos, sino que implosionó en sus entrañas por sus graves e incoercibles contradicciones domésticas, lo cual le puede suceder también a EEUU. 

Este es el pecado capital del reporte de RAND que vislumbra a EEUU en una dinámica ofensiva e irrefrenable cuando por dentro se derrumban sus pilares que la sostuvieron como nación.

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