El enfrentamiento de Trump con los bancos globalistas a las puertas de una nueva crisis mundial. Por Walter Formento y Wim Dierckxsens

por Walter Formento y Wim Dierckxsens

Trump enfrentado a los bancos globalistas

En febrero, Jerome Powell, quien fue elegido a dedo por Trump, se convirtió en el jefe de la Reserva Federal y con ese nombramiento, más las renuncias de Yellen y Stanley Fisher, los directivos de la Fed ya tendrían mayoría republicana, para mal de los intereses demócratas globalistas. Para ello es importante, recordar la gran corrida financiera contra Trump que se propició desde la presidencia de la Fed de Yellen en febrero de 2018. Hecho que fue repelido por la acción conjunta de Trump y de la China multipolar, que incluso llego a poner a su disposición las toneladas de oro necesarias para que éste pueda regresar al patrón oro-dólar pre-1973.

En el mes de junio, la Reserva subió la tasa de referencia por segunda vez en 2018 y proyecta dos aumentos más para este año. El presidente Donald Trump criticó el 18 de julio la labor del director de la Reserva Federal, Jerome Powell, diciendo que no estaba contento con el reciente aumento en las tasas de interés de la FED. Trump pretende y necesita mantener bajos la tasa de interés para avanzar con sus grandes proyectos de infraestructura a crédito. También quiere un dólar que tienda a devaluarse para llevar la ´guerra de monedas´ con China. Al mantener bajas las tasas de interés no habría mucha demanda de dólares y podría mantener débil (bajo) al dólar. Trump manifestó su descontento con los aumentos en la tasa de interés justo en la fecha a partir de la cual la Fed tiene prohibida pronunciarse públicamente, sobre la conveniencia o no de cambiar las tasas de interés. En la reunión del 1 de agosto la Fed “decidió” no aumentar la tasa de interés.

Es un hecho que la política de la Fed, al igual que las políticas de todos los bancos centrales, son dictadas por la administración central del banco central de todos los bancos centrales, el Banco de Basilea (BIS), donde son dominantes los intereses del globalismo financiero unipolar. Por lo tanto, la pregunta lógica era si la Fed seguirá los lineamientos del BIS o seguiría la voluntad de Trump. Sabemos que el BIS y con ello la inmensa mayoría de los bancos centrales en el mundo, están alineados con las políticas globalistas y que su política actual no es salvar al dólar ni a la economía de EE.UU., más bien apunta a hacer colapsar la economía norteamericana y al dólar por todos los medios, para imponer su propia moneda a través del FMI. Por ello su objetivo principal es forzar una bancarrota en EE.UU., antes de las elecciones en noviembre.

Pretenden hacerlo mediante una política agresiva de alzas en las tasas de interés y esto es así desde el momento mismo en que Trump asumió la presidencia como ya hemos tratado en artículos anteriores. Una serie acelerada de alzas en la tasa de interés (desde el 0,5% al 3%) conllevarían a la bancarrota a una economía que esta sostenida a pura deuda pública y privada (tarjetas de crédito, hipotecas, crédito para autos, para estudios, etc.) de emisión sin respaldo. Todas estas deudas se tornan impagables a partir de constantes alzas en las tasas de interés (tal y cual ya lo observamos con las decisiones del secretario de estado Henry Paulson/Godman-Sachs en relación a la crisis financiera global del 2007/8). Los globalistas podrían así responsabilizar a Trump por el “desastre económico”, creando el terreno propicio para (los demócratas globalistas) ganar y arrasar en las elecciones de noviembre intermedia de 2018 y poder forzar su ´impeachment´, su “salida” del gobierno. Al haber mantenido la tasa de interés sin cambios la Fed muestra no tener el camino allanado para alinear sus decisiones con los intereses globalistas.

Trump sabe, como la mayoría de los analistas, que tarde o temprano habrá un colapso financiero. Él procura que este colapso se realice después de las elecciones y que el motivo sea a partir del mal rendimiento de las empresas globalistas en la bolsa de valores. Desde los últimos días de julio hasta el 1 de agosto, hubo un colapso en las acciones líderes en la bolsa de Nueva York (Nasdaq). Las acciones FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Alphabet, Google) perdieron 220 mil millones de dólares en solo tres días. Trump lleva una guerra contra dichas empresas globalistas líderes por haber desplazado y concentrado la estructura productiva de estos productos y servicios fuera de EE.UU., específicamente en China (Ver Michael Snyder, Tech Stock Bloodbath, http://www.silverdoctors.com, 2 de Agosto de 2018). Un colapso en la bolsa y, además, una crisis económica y social, después de las elecciones de noviembre debido al mal comportamiento de las acciones líderes de Wall Street, afectaría directamente a los intereses globalistas.

Con ese resultado, a casi 20 años después que el Congreso demócrata la eliminara, la ley Glass–Steagall estaría en condiciones para regresar. La ley original Glass–Steagall de 1933, en medio de la Gran Depresión posterior al estallido de la guerra/crisis financiera de 1929, prohibió a los bancos comerciales realizar también la actividad de alto riesgo y no regulada internacionalmente de la banca financiera o de inversión y decidió separar ambas actividades, para no proteger todos los ahorros de la población. Sin embargo, el Congreso derogó esta legislación en 1999, allanando el camino para la creación de los gigantes bancarios como Citigroup, JPMorgan Chase y el Bank-of-América. Las peticiones para reinstalar la ley de 1933, alcanzaron ya un punto crítico de fiebre después de la crisis financiera de 2008. La plataforma del Partido Republicano pide hoy explícitamente el regreso de la Glass-Steagall y el clímax para implementarla sería un colapso bursátil pos elecciones de noviembre. A partir de entonces, el capital ficticio, parasitario y especulativo de la gran banca globalista estaría muy atado a las decisiones de políticas nacionales. Lo cual volvería a reducir a un mínimo la fuerza del capital financiero globalizado.

 

Guerra comercial y Guerra de monedas

El hecho que la Fed no aumentó el 1 de agosto las tasas de interés, y al no aumentarlo en lo que resta del año, tiene un impacto en la guerra comercial y la monetaria. Pues los inversores extranjeros no se interesarán particularmente más por los bonos norteamericanos, al no aumentar sus rendimientos por encima de los vigentes en la UE, Japón e incluso China. Un alza en la demanda de dólares hubiese significado un alza en la cotización del dólar frente a las otras monedas. Trump necesita un dólar débil que tienda a devaluarse y solo lo lograría con tasas de interés comparativamente bajas.

Los recientes ataques verbales del presidente de los EEUU, Donald Trump, a la gradual subida de tipos de la Reserva Federal (Fed) y a la consecuente fortaleza del dólar le llevan a la ofensiva proteccionista. Ante la actual guerra comercial con China, a partir de aranceles sobre productos importados desde esa nación. Sin embargo, Trump teme que China pueda avanzar con mayores devaluaciones del Yuan. Como China no realiza importaciones en un porcentaje importante desde EE.UU., la nación asiática no podrá competir en la guerra comercial con una guerra de aranceles a los productos norteamericanos. Una política más efectiva para China está en el terreno de la guerra de monedas, devaluando el Yuan lo cual hace más baratos todos los productos chinos y más caros los norteamericanos.

El curso del yuan chino retrocedió con respecto al dólar el jueves 12 de julio de 2018 en un 1,1 % —la más fuerte caída en un día desde enero de 2016— y cotizó a razón de 6,7249 la unidad luego de la intervención del banco central del gigante asiático para devaluar la divisa nacional, informa Bloomberg. Las últimas dos veces que China devaluó su moneda fue en agosto y en diciembre de 2015. El resultado fue una caída del 11% en la Bolsa de Wall Street, que es la Bolsa de Nueva York, y particularmente las tecnológicas son las primeras víctimas de una devaluación china donde las marcas de este último país saldrían más que todo beneficiadas porque ganan competitividad a partir de la devaluación de su moneda. Esto sucede en el momento donde la batalla estratégica en la guerra científico-tecnológica por el dominio y control del campo de la Inteligencia Artificial se está librando.

Como respuesta Trump tiene la idea de colocar aranceles a todos los bienes chinos sin excepción. A Trump le han preguntado por la posibilidad de que caigan las bolsas tras sus políticas arancelarias. Su respuesta fue: “Si cae, que caiga”. No estoy haciendo esto por política, estoy haciéndolo para hacer lo correcto por nuestro país. La crisis de 2007-2008 ha desembocado en una Larga Depresión económica que lleva ya una década.

El proteccionismo de Trump expresa de una manera enmascarada por la grosería de su personaje y su discurso, la necesidad de recuperar la rentabilidad de la producción estadounidense. La apuesta de Trump y de los sectores del capital no globalista que lo respaldan en estas medidas, es que de provocarse una nueva gran crisis como la de 2007/2008 por las medidas que está aplicando, los principales perdedores sean los globalistas. No es la ignorancia ni el delirio del personaje lo que explica esta dinámica, es la crisis y el conflicto entre fracciones de clase del capital financiero que muestra que es una clase superada por la historia.

Este es el contenido que encierra el despliegue de la crisis mundial, que fue primero una crisis por la “caída” de la torres financieras gemelas en nueva york en 2001 mediante el uso de fuerzas militares mercenarias, que luego en 2007/2008 con la caída del Lehman Brothers se transforma en crisis financiera global a partir de la decisión de la misma fracción que detono en 2001 la situación, es entonces la que detona la caída del globalista Lehman Brothers no facilitando su rescate por el City Group y si autoriza el de Merrill Lynch y Bears Stearns por los continentalistas Bank-of-America y JPMorgan-Chase respectivamente.

Este es el antecedente de la nueva crisis por estallido de burbuja financiera que pretenden imponer los actores del globalismo unipolar antes de noviembre de 2018 a la que se refiere Trump, a partir de lo cual plantea que el escenario es conducir el proceso para poder ganar la elecciones intermedias en noviembre y luego elegir el momento para que esta crisis de la burbuja financiera se produzca bajo su control. Del mismo modo que Henry Paulson condujo el escenario de la crisis a través de los aumentos en la tasa de interés que autorizo que Ben Bernanke hiciera llevándola de un 1% al 5%, donde la deuda inmobiliaria se tornó incobrable y, por lo tanto, basura. Lo cual inicio el estallido de la burbuja financiera que se armó a partir de los bonos de deuda inmobiliaria. Una burbuja la del 2008 que es 15 veces más pequeña que la de 2018, y que se armó a partir de la emisión gubernamental de dinero sin respaldo, al 0% y absorbiendo la deuda basura de las corporaciones financieras privadas.

La propuesta de un capitalismo industrial productivo nacional de Trump es lo que observamos en la confrontación principalmente con el unipolarismo financiero global tal y como lo observamos en el G7, en la reunión por el Tratado de Paris, en la reunión con Corea de Norte, en la desarticulación de los Tratados globalistas TTP. Y especialmente en la confrontación con la Fed de Yellen y Stanley Fisher en febrero de 2018, y en los límites impuestos al actual presidente de la Fed.

Pero también lo vemos particularmente en sus acciones contra la OTAN Globalista que hacen a debilitar su posición en la región del “Gran Medio Oriente”, que contiene la segunda área Geoestratégica de la energía, petróleo y gas; pero también lo vemos en la confrontación con unipolarismo continentalista debilitando su posición en México y en Venezuela, en la principal área geoestratégica de la energía, petróleo y gas, del Mar Caribe. Áreas Geoestratégicas de la energía que fueron la base de sustentación de la crisis del patrón monetario Dólar-Oro y su reemplazo por el Petro-Dólar en 1967/73 por iniciativa de las corporaciones multinacionales de origen estadounidense, alemán y japonés que desplazaban ya su centro de gravedad del país central de origen al mercado mundial. Y que hoy son parte de ese pasaje de la crisis del patrón monetario unipolar Petro-Dólar al esquema monetario multipolar Petro-Yuan-Oro.

Los hechos de Trump en el gran medio oriente, que guardan relación con sus diálogos con Putin y Xi Ximping, que tienden también están en relación con desarticular eso que aparece con la “guerra de los 7 años en Siria”, una guerra para imponer el “gran medio oriente” que es el proyecto globalista que impulsa a través de Israel y Arabia Saudita como puntos de apoyo. Un proyecto que desde el 2012 tiene un objetivo estratégico que es bloquear el desarrollo de la iniciativa multipolar de la “nueva Ruta de la Seda” que articula el Asia-pacifico y al Asia-pacifico con la Unión Europea y el Reino Unido pos Brexit anti-globalista. Iniciativa estratégica multipolar industrialista central en la confrontación contra el Globalismo financiero unipolar.

Fuente: https://ciepeblog.wordpress.com/2018/08/17/trump-enfrentado-al-estado-profundo/

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