El desmoronamiento del “sueño americano” – Por Ricardo V. López

Por Ricardo Vicente López

Parte I

La desigualdad en Estados Unidos es parte del efecto que ha generado la idea de la existencia de la “meritocracia”, dice el Economista y Filósofo Daniel Markovits [1], autor de The Meritocracy Trap (La trampa de la meritocracia). Es un académico muy reconocido por sus amplias investigaciones sobre la estructuración de la sociedad de EE.UU. En una entrevista con BBC News Mundo (1-11-2019), afirmó:

«El “sueño americano”, la idea de que en Estados Unidos la gente puede salir adelante por sus propios méritos, en la actualidad es una “farsa”. La concepción de que en EEUU quien persevera alcanza sus metas es equivocada».

Sus ideas sobre uno de los mitos más importantes de los EEUU, que han sostenido su imagen internacional desenmascaran lo que denomina la “trampa de la meritocracia”, un sistema socioeconómico que no solo evita que las clases medias y bajas aspiren a escalar en los estratos sociales. Define los conceptos en los que basa su tesis que demuestran como se ha construido esa imagen:

«Lo que entendemos por meritocracia es que la gente puede construirse un buen futuro sobre la base se sus propios logros, en lugar de ser recibido por la clase social de sus  padres, o su raza, o su sexo, o algún otro atributo. Pensamos que ello es la manera de dar a todos una oportunidad justa de éxito. “La trampa de la meritocracia” es tal porque funciona como un mito fundacional de EE.UU. alimenta la desigualdad, destruye la clase media».

Sobre este mismo tema se había publicado, hace ya unos años, una entrevista que el Profesor Noam Chomsky [2] (1928) le concedió a Christopher Tibble [3] (1989) para la revista www.revistaarcadia.com  respecto del documental que el Profesor había estrenado Requiem for the american dream, cuya versión castellana se tituló La muerte del sueño americano. Allí sintetizó ideas que ya había manifestado en diversas publicaciones. En el contexto de la enorme desigualdad que aqueja a Estados Unidos hoy, por la cual menos del uno por ciento de la población tiene tanta riqueza como el 90 por ciento de abajo, el intelectual Noam Chomsky se puso en la tarea de explicar la enorme disparidad económica del país más poderoso del mundo.

El profesor sostiene que la desigualdad económica de su país obedece a una serie de problemas que han puesto en duda la posibilidad misma de la existencia de una democracia funcional: la excesiva relevancia del dinero en la política, la desregularización de las instituciones financieras, la manipulación de las campañas electorales. :

 «En la Gran Depresión de los años treinta, que tengo edad para recordar, la mayoría de mi familia perdió su trabajo, la situación era grave, subjetivamente peor que hoy, pero había la esperanza de que las cosas iban a mejorar. Hoy esa esperanza no existe”. El sueño americano ha muerto... si no ha muerto, por lo menos se encuentra en un profundo letargo. El sueño, en su mayoría simbólico, también era real, y su piedra angular, la movilidad de clase: cualquier persona, se creía, que podía por medio de sus propios méritos volverse rico, pertenecer a la clase media, comprar una casa, un automóvil, mandar a sus hijos a una buena universidad o colegio».

Sus estudios respectos del funcionamiento de la economía, de la política y de las instituciones, desnudan cuánto de construcción publicitaria había en todo lo que se mostraba:

«El panorama que presentan hoy los Estados Unidos es desolador. Apenas un 0,1% de la población controla casi toda la riqueza del país. Una situación que no solo es extremadamente injusta sino que corroe las bases del sistema democrático y tiene efectos altamente negativos para la sociedad. En una democracia funcional la opinión pública influye en las políticas. Pero la excesiva concentración de riqueza lleva a la excesiva concentración del poder, que a su vez se usa para favorecer a los pocos de arriba. Un ciclo vicioso».

Después de haber asimilado el desencanto, se empieza tomar conciencia de las consecuencias de las décadas últimas — los ochenta y los noventa–  tiempo que llevó la transformación, la demolición, de las ventajas del Estado de Bienestar de la etapa rooseveltiana. Aparecen entonces las preguntas fundamentales: ¿Cómo se convirtió Estados Unidos en una sociedad tan de desigual? Chomsky propone algunos argumentos para comenzar a fundar algunas respuestas aceptables, son temas que deben ser considerados para obtener una conclusión esclarecedora:

«Un tema importante era la necesidad de reducir la democracia. Durante toda la historia americana ha existido una pugna entre quienes presionan desde abajo por mejores condiciones y quienes, desde arriba, ejercen su poder para disminuir ese impulso. James Madison, el arquitecto de la Constitución americana, se aseguró de que el poder estuviera en las manos de pocos. Entre la posibilidad de reducir la democracia o la inequidad, los gobernantes estadounidenses optaron desde el inicio por la primera opción».

Para consolidar esta línea le otorgó la mayoría del control del Parlamento, para asegurar que las leyes consolidaran esas diferencias. Agrega Chomsky:

«Después de los avances democráticos de los años sesenta, cuando entraron en vigor los derechos civiles de las minorías y de las mujeres, esa mentalidad egoísta cobró dimensiones preocupantes. Y la reacción fue rotunda».

Un tema que les preocupaba a los ricos era el poder que los sindicatos habían adquirido durante la presidencia de Roosevelt. En los años setenta buscaron la manera de reducir los derechos democráticos de la década anterior. La Corte Suprema hizo un llamado a las corporaciones para que encontraran formas de reprimir los avances de los sesenta.

De esa propuesta nacieron poderosas instituciones como The Heritage Foundation, The Manhattan Institute, entre otras, que buscaban manipular al público para que rechazara el creciente avance de esos derechos. Esta fue una filosofía que se implementó con todo rigor en la administración de Ronald Reagan (1981-1989), en la que se redujeron los impuestos a la clase alta, pero muy poco al resto de la población.

Todo ello encontró sus razones el primer informe importante de la Comisión Trilateral [4], titulado La crisis de la democracia (1975):

«En él, se afirmaba que había “un exceso de democracia” y que se debía combatir a esos pasivos segmentos de la población que habían sido antes, pero que ahora estaban intentando entrar en la arena política. Sus arquitectos, que más adelante obtuvieron cargos importantes en la administración del demócrata Jimmy Carter a finales de los setenta, sentían que las universidades y los colegios habían fracasado a la hora de “adoctrinar a” la juventud».

 

[1] Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Yale, recibió una Beca Marshall Británica para estudiar en Inglaterra, donde obtuvo un Maestría en Ciencias en Econometría y Economía Matemática; se doctoró en Filosofía por la Universidad de Oxford. Regresó a Yale para estudiar Derecho y fue Profesor esa Universidad; es Director fundador del Centro de Yale para el estudio del derecho privado.

[2] Estudió filosofía, lingüística y matemática en la Universidad de Pensilvania; Recibió su doctorado en la Universidad de Harvard; Profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Noam Chomsky se interesó por la política a muy temprana edad, estimulado por las lecturas de españoles exiliados. A los once años publicó su primer artículo sobre la caída de Barcelona y la expansión del fascismo en Europa.

[3] Estudió Cine y Literatura, en la Universidad de Monash (Australia) y obtuvo una maestría en Periodismo Cultural de la Universidad de Columbia (EEUU).

[4] Es una organización internacional privada fundada en 1973, por iniciativa de David Rockefeller, ejecutivo del Council on Foreign Relations y del Grupo Bilderberg y aglutina a personalidades destacadas de la economía y los negocios.