Dr. Pablo Goldschmidt: “Se creó un pánico que hace de círculo vicioso. No se puede seguir siendo víctima de la presión internacional”

El Dr. Pablo Goldschmidt, destacado virólogo de prestigio internacional, sigue siendo una de las voces disidentes con respecto al tratamiento que se está dando al coronavirus en el mundo. En su opinión, el problema de la actual pandemia radica no en la tasa de mortalidad del virus (con porcentajes por debajo del 1%, si se considera que la inmensa mayoría de contagiados son asintomáticos, nunca llegan a ser diagnosticados ni entran en las estadísticas, mientras que sí lo hacen las personas que mueren, como ha mostrado un estudio del hospital de la Bonn University), sino en la desinversión sistemática que ha habido en todo el planeta en el área de Salud, tanto en la infraestructura hospitalaria como en la formación adecuada de profesionales de terapia intensiva:

“¿Hay gente formada en todos los países y ciudades para terapia intensiva? ¿Hay suficiente gente que sepa meter un laringoscopio para intubar a los pacientes? ¿Hay enfermeros y médicos a quienes el Estado se hizo responsable de formarlos para hacer frente a eso? La respuesta es “no”. Y tampoco hay suficientes máquinas. En Alemania hay seis veces más respiradores que en Italia. Y diez veces menos muertos por la misma patología. En Europa hay 80 mil camas de terapia con personal formado, un promedio de 12 cada 100 mil habitantes; en los Estados Unidos hay 28 cada 100 mil; en Alemania, 29; en Portugal, 4,2; en España, 10,3, pero el problema es que allí el 78 por ciento de quienes atienden esas camas está entrenado para terapia médico quirúrgica y unidad coronaria, gente que sabe manejar infartos y acv, pero el Estado no formó neumonólogos para hacerse cargo de este tipo de crisis. Entonces, ¿hasta dónde es solamente el virus responsable?”, se pregunta.

El doctor Goldschmidt es además bioquímico, farmacéutico y psicólogo graduado en la UBA, obtuvo los diplomados de farmacocinética, farmacología clínica, neuro-psicofarmacología y farmacología de antimicrobianos en la Facultad de Medicina del centro hospitalario de la Pitié-Salpetrière de París. Se doctoró en farmacología molecular en la Université Pierre et Marie Curie París VI y terminó su formación teórica práctica de los Institutos Curie y Pasteur de París con diplomados de virología fundamental y biología molecular. Es autor del libro “La gente y los microbios, Seres invisibles con los que convivimos y nos enferman” (2019).

Con respecto a las trágicas consecuencias económicas, con fuerte aumento de la pobreza, que la pandemia está generando en el mundo, Goldschmit opina: “Este tipo de enfermedades no merecen que el planeta esté en un estado de parate total”, y explica: “Hay un millón de personas que se pueden agarrar meningitis en África, y se transmite por la saliva, y los aviones van y vienen. Y a nadie le importa. Hay 135 mil personas que van a andar con tuberculosis en América Latina, y nadie hace escándalo. A mi, cuando algo hace mucho ruido como con el corona… Se está teatralizando mucho. Desde el primer día dije que las cuentas no daban, como cuando apareció la gripe H1N1 (…) ¿Sabe qué quiere decir pandemia? No significa enfermedad grave o severa. Quiere decir que muchos países tienen una enfermedad. ¡Todos los años hay pandemia de resfrío, y nadie cierra nada! Como el resfrío, que es como muere la gente en los geriátricos. Antes no los contaban, ahora si. Hubo más de medio millón de casos de neumonía en el mundo el año pasado”, explica.

El rol que juega el pánico insuflado desde la totalidad de los grandes medios de comunicación del sistema global resulta central en su análisis:Todas las infecciones virales pueden ser mortales. La diferencia es que con esta se armó pánico y con las otras no. El año pasado murió mucha gente de gripe y nadie cerró el planeta. Entonces, ¿qué pasa ahora? Estamos todos encerrados. Hay drones en Niza que le hacen multas a la gente desde el aire. Mire donde llegó este control. Hay que leer a Hannah Arendt, mirar cómo fueron los orígenes del totalitarismo. Cuando alguien le mete miedo al pueblo, hace lo que quiere con él…”.

Con respecto al caso italiano, que alarmó al mundo, explica en entrevista con el periodista Hugo Martín: “El problema de Italia e mucho más serio y necesita un análisis aparte. Allí la mortalidad es muy alta, y la gente está cantando el himno, pero no sabe que desde hace 25 años cierran camas y no crean cargos de médicos. Y mucho menos, médicos de terapia intensiva que trabajen en los hospitales. Lo que esto habla es que no es sólo el virus”.

E insiste en la necesidad de capacitar a los médicos: En China, al principio la mortalidad era del 9 por ciento, y ahora están en el uno. En Italia están en el 9, pero está bajando porque están aprendiendo a trabajar. Que están aprendiendo significa que no los formaron, que no había infraestructura”, y añade: “A los médicos no los pueden largar improvisadamente frente a una persona que no puede respirar. Cuando esa gente se forme, las cifras van a demostrar que ese cinco por ciento de casos graves va a poder ser atendido en los hospitales. Y que lo demás se va a caer por su propio peso”.

Con respecto a las medidas de cuarentena opta por ser cauto. “Como está ahora la situación, no se puede decir nada sobre la cuarentena porque no se sabe cuánta gente va a estar infectada y si las camas de terapia intensiva y el personal alcanzarán para el 5 por ciento de ellos. La medida no es por el virus, sino por el riesgo de no poder hacerse cargo de la gente que está en situación crítica”, pero se cuestiona:“Mi pregunta es por qué el planeta está parado y la gente no puede ir a trabajar, en vez de decir protejamos a la gente mayor, no dejemos que nadie entre a un geriátrico sin máscara, que la ropa de la calle no la entren, que los servicios donde hay gente mayor o personas con problemas cardíacos la gente se proteja y que cuando la gente quiera salir y tenga algún factor de riesgo que ande con una mascarilla (…) El pánico con el coronavirus es injustificado“, expresó en entrevista con Canal de la Ciudad.

¿Qué genera el pánico inducido por los medios en la población?: “¿El año pasado por qué no hubo esta alerta? El año pasado mucha gente moría en los geriátricos, cuando tenía una insuficiencia respiratoria, le ponían una máscara de oxígeno, antibióticos y corticoides y si sale sale, en casi todos los países, mucha gente fallecía en su casa por insuficiencia respiratoria o cardíaca, este año alguien tose y corre al hospital. ¿Qué pasa? Se creó un pánico que hace de círculo vicioso”. Y concluye con una crítica a la Organización Mundial de la Salud: “No se puede seguir siendo víctima de la presión internacional por cosas mal hechas”.

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