Aborto: Un Senado de espaldas al pueblo aprobó la inconstitucional y deshumanizante ley filicida en la Argentina

Un Senado de espaldas a su pueblo terminó aprobando la inconstitucional y deshumanizante Ley de Aborto en la Argentina, por 38 votos afirmativos contra 29 negativos. Mientras todas las encuestas reflejan que un 60% del pueblo argentino rechaza la legalización del aborto, el Congreso Nacional, en ambas cámaras, decidió aislarse en su burbuja, profundizar su desconexión con la sociedad, acatar la orden del Gobierno Nacional y aprobar la ley que permite matar a la vida humana en el vientre materno por mera voluntad. Junto a la mano de obra gratis militante, festejan clínicas abortivas multinacionales, como Planned Parenthood; fundaciones transnacionales, como la Open Society de George Soros; embajadas, como la del Reino Unido de Gran Bretaña; y organismos financieros multinacionales, como el Banco Mundial.

Las presiones ejercidas por el gobierno de Alberto Fernández no fueron en vano y varios senadores, que habían votado “sin dudas” por “las dos vidas” en 2018, como Silvina García Larraburu, o que se consideraban “celestes” hasta reunirse con el presidente argentino hace pocos días, como Sergio “Oso” Leavy, terminaron dándose vuelta y votando a favor, váyase a saber a cambio de qué.


Así declaraba en el mismo año 2020 Sergio Leavy su adhesión a la celebración del “Día del Niño por Nacer”.

La secta verde pudo finalmente lograr su ley repitiendo en el recinto sus ya típicos slogans: “no se discute aborto sí o aborto no, sino si es aborto legal o clandestino”, “esta ley no obliga a nadie a abortar”, “los abortos se realizan igual”, etc., falacias todas a las que basta con cambiar el tipo de crimen para evidenciar el sinsentido de las expresiones: “no se discute asesinato sí o asesinato no, sino si el asesinato es legal o clandestino”, “esta ley no obliga a nadie a asesinar” o “los asesinatos se realizan igual”, etc. No faltó tampoco la entronización del “deseo”, como si alguien fuera menos humano por no ser deseado.

Pero evidentemente las razones, la ética y los argumentos no son un fuerte de la mayoría de los senadores, ni siquiera interesan, sino el adherir a las imposiciones internacionales de organismos financieros y sus modas culturales deshumanizantes posmodernas. Es casi de una obviedad absoluta que a esta ley seguirán otras de la agenda del descarte de seres humanos, como la ley de eutanasia y la legalización de la venta de drogas varias. Todas necesidades del poder real, pero eso sí, todo presentado como muy “progre”.

A partir de hoy se abre una nueva etapa: la ignominia que se aprobó en el Congreso Nacional deberá servir para gestar y finalmente parir nuevos espacios de luchas políticas y culturales. Si el pueblo fue desarrollando un creciente rechazo a la cultura de la muerte y el descarte, ya llegará en un futuro quien levante esa bandera de una manera coherente y popular y revierta esta situación derogando esta ley abyecta e inconstitucional. La historia, aún en sus noches más oscuras, suele tener sus sorpresas. Quedará la vía judicial: para que jueces probos de distintas jurisdicciones frenen la aplicación de esta ley dada su abierta inconstitucionalidad. Quedará la vía de la ética profesional: cientos de miles de valientes médicos harán valer su objeción de conciencia en clínicas y hospitales. Quedará también la vía política: seguir luchando cada día y año tras año hasta reemplazar a la actual casta política, sometida a un verdadero partido único globalista al servicio de poderes fácticos extranjeros, una democracia neocolonial.

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